PARíS - La OCDE considera que la austeridad en la zona euro fue un mal necesario que agravó la recesión, pero que ahora la situación ha cambiado y lo que hace falta es dinero público para la inversión y reformas que reanimen un crecimiento raquítico, aun a riesgo de saltarse las reglas del Pacto de Estabilidad.
En la presentación a la prensa de dos informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre la Unión Europea y la zona euro, el máximo responsable de la citada organizaciçón internacional, Angel Gurría insistió en que “nadie tendría que ser sancionado” y en que “España y Portugal han hecho un esfuerzo muy grande” de reformas en plena crisis que ya se ha traducido, en el caso español, en la creación de 500.000 empleos.
Los dos países tienen abierto un procedimiento por déficit excesivo en el Ejecutivo comunitario que se ha dejado congelado hasta el mes de julio para no interferir en las elecciones legislativas españolas del 26 de junio.
La OCDE constata que la economía de la eurozona no acaba de despegar, y así prevé que en 2016 la progresión del producto interior bruto (PIB) será únicamente del 1,6%, como en 2015, y el ritmo sólo subirá en una décima al 1,7% en 2017.
El secretario general justificó los recortes presupuestarios que se hicieron en plena crisis, aun reconociendo que “contribuyeron a intensificar y a prolongar la recesión” en los países más afectados, porque en ese momento “no había otra opción” para poder recuperar el acceso a los mercados y financiar la deuda.
Gracias a eso y a los esfuerzos de reforma, “hoy el sistema financiero es mucho más estable” y eso permite utilizar el “margen” presupuestario para abordar la cuestión que “no está funcionando”, que es “el crecimiento”, argumentó.
Según el lenguaje de la OCDE, “en el contexto actual de recuperación lenta, los países deberían utilizar la flexibilidad autorizada (...) para ralentizar o suspender temporalmente sus esfuerzos de saneamiento y, si el Pacto de Estabilidad ofrece suficiente margen, adoptar una orientación expansionista”.
Se trataría de ampliar los plazos para cumplir los objetivos de reducción del déficit en los países que llevan a cabo “reformas de gran amplitud” en el terreno fiscal y en la orientación del gasto para partidas que “mejoren el crecimiento potencial y la sostenibilidad a largo plazo” de las cuentas públicas.
La OCDE está preocupada por la posibilidad de que el referéndum del próximo 23 en el Reino Unido dé lugar a la salida de ese país de la UE, que sería un paso atrás en una de sus recomendaciones: aumentar la integración y eliminar barreras.