laudio - El presidente de la empresa vasca Vidrala, Carlos Delclaux, recuerda la trayectoria de éxito de la compañía alavesa al celebrarse su primer medio siglo de vida.

¿Por qué se eligió el valle de Aiala para instalar la planta?.

-Fue mi abuelo, Isidoro Delclaux Arostegui, entonces presidente de la antigua Villosa -Vidrierías de Llodio, S.A., hoy Guardian- quien impulsó la puesta en marcha de Vidrala -en su inicio Vidrierías de Álava, S.A. Para ello se valió de un alma vidriera cimentada en los conocimientos industriales adquiridos en la fabricación de vidrio plano, de unos pequeños terrenos adquiridos en Llodio adyacentes a la fábrica de vidrio plano y, sobre todo, de una innata capacidad emprendedora sin la que nada habría sido posible. Así encargó a mi padre, Carlos Delclaux Oraa, la puesta en marcha de la fábrica de botellas. Corría el año 1965.

¿Atender el mercado de Rioja fue la razón de crear Vidrala?.

- Efectivamente, el interés de los fundadores por la industria vinícola y la proximidad de Llodio a la incipiente región de Rioja, constituyó una de las causas de nuestro nacimiento. Pero no fue la única. Entre las diferentes razones de ser de la compañía, se debe mencionar la experiencia adquirida en Llodio con el vidrio plano y, por encima de todo, el espíritu emprendedor de unos industriales con conocimientos vidrieros que arriesgaron sus recursos dando inicio a un conjunto de inversiones industriales que fueron el origen del nivel industrial que hoy contemplamos.

¿Cuáles fueron los mayores problemas iniciales?.

- Probablemente sucedieron todos los problemas que uno pueda imaginar de una aventura de este tipo. Nos consta que la preocupación principal en aquellos días era producir botellas que no se rompieran llegándose incluso a fabricar más chatarra que producción válida. Eran otros tiempos, obviamente.

¿Cuáles son los grandes hitos de la trayectoria de Vidrala?.

-No es sencillo enumerarlos todos. Seguramente, el principal hito empresarial fue el que ya he citado: que unos emprendedores decidieran hace cincuenta años dedicar su tiempo y su patrimonio en aventurarse a fabricar botellas de vidrio en Llodio. Más adelante, durante la primera década de historia empresarial, fue notable continuar invirtiendo en ampliar la fábrica a pesar de que los resultados no eran favorables. A mediados de los setenta, responder a los devastadores efectos de la crisis mundial del petróleo apostando por nuevas tecnologías en base a la renovación de instalaciones buscando un menor consumo energético. Años más tarde, en el recordado agosto de 1983, el hito fue sobrevivir a la catástrofe de unas inundaciones que anegaron por completo la fábrica alavesa. A finales de los 80, el gran hecho fue construir desde la nada Crisnova, la fábrica de Caudete, en Albacete, hoy un modelo industrial reconocido en el sector. Más recientemente, el gran factor diferencial, ha sido emprender el camino del crecimiento, las adquisiciones y la internacionalización, que nos han llevado a formar un grupo con una facturación anual de casi 800 millones de euros y más de 3.000 empleados en ocho centros productivos repartidos en seis países diferentes.

¿Cuantos envases se hacía entonces? ¿Y ahora?

- El cambio y el crecimiento experimentado es, lógicamente, extraordinario. Desde las escasas 15 millones de unidades producidas en el primer año completo en Llodio a los más de 800 millones de envases al año que fabricamos actualmente. En el conjunto del grupo fabricamos algo más de 6.000 millones.

¿Cómo ha evolucionado la plantilla en Llodio?.

-De escasamente dos decenas de trabajadores en los inicios a los cerca de 400 empleados que actualmente trabajan en Llodio, entre la fábrica y las oficinas.

¿Qué mejoras se han introducido en los envases en estos 50 años?.

- Todo ha cambiado mucho en una industria que es muy intensiva en tecnología y está sometida a un proceso de evolución constante. Desde procesos de fabricación más eficientes en cuanto a consumos energéticos, pasando por el incremento del uso de reciclado que se ha convertido en nuestra principal materia prima, a cambios en el producto que llevan hacia envases más resistente, ligeros y de formas o colores creativos. Basta echar un vistazo a las estanterías de supermercados o restaurantes y hacer un poco de memoria para concluir cuánto ha cambiado la industria y cuántas posibilidades ofrece el vidrio a los clientes.

¿Qué ventajas tiene el vidrio frente al tetrabrick o el aluminio?.

- Es un material incomparable. El vidrio es inerte, capaz de preservar las propiedades del producto que contiene en sus más estrictas condiciones de conservación. Sinónimo de salud, ofrece comodidad y garantías en el momento del envasado y del consumo. Es un material puro y transparente, procedente de recursos naturales abundantes -básicamente, arena de sílice. El envase de vidrio es versátil, en formas y colores. Un gran número de botellas o tarros de vidrio, en sus formas o colores característicos, son iconos reconocibles de las marcas del producto que contienen. El vidrio es garantía de calidad. El vidrio es el material perfecto desde el punto de vista de sostenibilidad medioambiental. 100% reciclable, de una botella reciclada se puede fabricar otra botella nueva, un número ilimitado de veces. No en vano, las encuestas demuestran que el vidrio es el material de envase preferido n todo el mundo.

¿Seguirán como una empresa familiar cotizada en Bolsa?.

- El hecho de estar cotizados intensifica el rigor, la transparencia y la calidad de una gestión. Nos supuso un gran esfuerzo comenzar a cotizar. Hoy, no puedo ver más que ventajas en el hecho de estar en Bolsa Seguiremos así.