BILBAO - La Unión Europea ha puesto fin al sistema de cuotas lácteas por el que durante más de 30 años ha regulado el mercado evitando las sobreproducciones que pudieran hundir los precios de la leche y por extensión a buena parte del sector ganadero europeo. Más de 430 explotaciones ganaderas de la Comunidad Autónoma Vasca están afectadas por una medida que les atenaza y a la que buena parte de los ganaderos se ha opuesto desde que se anunciase la liberalización del mercado de producción de leche en Europa.
El objetivo inicial de las cuotas, introducidas en 1984, era limitar el gasto público de la UE y controlar la producción de leche, estabilizando así los precios y los ingresos de los productores. También pretendía ayudar a mantener la actividad en las regiones menos competitivas, que ahora se sienten especialmente amenazadas con el nuevo régimen, aunque éste prevé medidas de ayuda, por ejemplo para productores en áreas montañosas.
En 2003 se tomó la decisión definitiva de suprimir las cuotas y se facilitó un periodo transitorio hasta 2015. Pese a ello, buena parte de las organizaciones agrarias llevan tiempo mostrando su oposición. EHNE Bizkaia no dudó en señalar que el futuro será “nefasto”, especialmente para los pequeños productores de zonas de montaña o periféricas, ya que la producción se centrará en las grandes áreas.
El propio Gobierno Vasco reconoce que las explotaciones más pequeñas, con menos de 250.000 kilos de cuota anual pueden verse afectadas negativamente llegando incluso a la desaparición de algunas. En esta situación están la mitad de las existentes, que concentran el 12,5% de la producción.
En la misma línea crítica se posiciona la organización agraria COAG, cuyo responsable de ganadería, Gaspar Anabitarte, asegura que un futuro sin cuotas lácteas “erosiona aún más” el poder negociador de los ganaderos. A su juicio, en el nuevo escenario, “la industria decidirá cuánto se produce, a qué precio, con qué parámetros de calidad y las zonas de recogida”. Considera que la industria defiende el fin de este sistema productivo porque “lo único que busca es una leche más barata”.
En todo caso, para el Estado español -buena parte de cuyas explotaciones lecheras son por tamaño, orografía, participación en la comercialización... menos competitivas que las de Francia, Holanda o Alemania- la situación es preocupante, aunque el hecho de que la cuota láctea de la que disponía, -6,5 millones de toneladas anuales- sea inferior a los cerca de 9 millones de toneladas de consumo abre perspectivas de posible crecimiento futuro, al menos para los más eficientes.
El consumo de productos lácteos en el Estado español creció un 8% en 2013, hasta casi 8.000 millones de euros, según EAE Business School, lo que le convierte en uno de los mercados más importantes para la industria láctea francesa que controla a buena parte de las envasadoras.
La UE ha puesto fin al régimen de las cuotas lácteas, dando paso a un nuevo escenario que abre oportunidades al sector pero a la vez plantea amenazas. Según la Comisión Europea, el objetivo del cambio es permitir a los productores responder a la creciente demanda global de productos lácteos y poder competir frente a terceros países, en particular en los mercados asiáticos, donde se estima que aumentará mas el consumo de leche en los próximos años.
“Por primera vez en treinta años, los productores responderán solo a las fuerzas del mercado”, afirmó el comisario europeo de Agricultura, Phil Hogan, para el que la liberalización del sistema supone tanto “un reto, como una oportunidad”. Bruselas ve el cambio con “optimismo” por las posibilidades que ofrece “en términos de crecimiento y empleo”, en un momento en el que la demanda global de productos lácteos crece de media un 2% al año. En Euskadi, el viceconsejero de Agricultura del Gobierno Vasco, Bittor Oroz, ve con “preocupación el final de las cuotas” porque, en su opinión puede generar un proceso de concentración de la producción “en las zonas más aptas”.
Caracterizado como zona de montaña, Euskadi “posee una capacidad forrajera menor y unos costes de producción mayores”. Ello, según el representante del Gobierno Vasco, puede afectar al sector ya que en el mercado lácteo “el precio es una variable competitiva fundamental”.
Según datos del Eustat, la CAV produce unos 168,4 millones de litros de leche al año, con una cabaña de 20.386 vacas lecheras lo que supone un rendimiento medio por cabeza de ganado del orden de los 8.264 litros, a la cabeza del Estado.
Desde la viceconsejería de Agricultura del Gobierno Vasco se recuerda que el sector vasco de vacuno de leche se encuentra “bien posicionado” de cara a la liberalización ya que “nuestras explotaciones son las más eficientes del Estado, siendo líderes en productividad por vaca”. En todo caso, el Ejecutivo de Gasteiz es “sensible a los riesgos” y tiene habilitadas líneas de apoyo con fondos propios, “tales como las ayudas de bienestar animal para vacuno de leche”. Se persigue con ello atenuar los posibles efectos negativos de la supresión de cuotas.
Xabier Iraola, del sindicato agrario vasco Enba, reconoce que los ganaderos vascos ven el final de las cuotas “con preocupación pero también expectantes”. La preocupación es lógica porque por tamaño de explotación - menor- y por costes de explotaciones -mayores- es complicado competir con las ganaderías de países como “Irlanda, Holanda o Francia”. Aun así asegura encontrarse “expectante porque como señalan los responsables comunitarios hay una perspectiva de crecimiento mundial del consumo de leche”. A su juicio, los países emergentes están aumentando su gasto en alimentación “y la leche es un producto más demandado”.
En opinión del representante de los ganaderos vascos, ese crecimiento de la demanda mundial hará que Europa exporte sus excedentes lácteos una vez suprimidas las limitaciones que acarreaban las cuotas. “Eso sí, de no cumplirse las previsiones, ese exceso de producción de leche se quedará en Europa y llevará los precios a la baja lo que puede ser la ruina para muchos ganaderos”.
Xabier Iraola reconoce que en Euskadi los ganaderos vascos tienen algunas ventajas competitivas respecto a otros competidores del Estado. “La pertenencia a cooperativas que además están en la industria, caso de Kaiku Iparlat, otorga una mayor garantía de que te van a recoger la leche”. Considera el representante de Enba que, al igual que en otras partes del Estado, los ganaderos vascos que “estén por libre” y que dependan totalmente de una industria ajena para que les compre su producción de leche pueden tener más problemas.
En este sentido, recuerda Iraola, numerosos ganaderos vascos participan en Kaiku Iparlat y tienen una salida comercializadora de la leche con Kaiku y Mercadona, con lo que el sector ganadero vasco “está en una situación más cómoda y estable que otros ya que toda la cadena de recogida, envasado y comercialización con marcas propias está mejor”. Según datos del Gobierno Vasco, Euskadi cuenta con más de 430 explotaciones ganaderas sometidas al régimen de cuotas.
Iraola reconoce que en los últimos años se ha reducido el número de explotaciones vascas pero las que se mantienen “son cada vez más profesionales, modernas y eficientes”, con una producción media de unos 400.000 litros de leche. Una preocupación añadida es la presión a la baja de los precios por las políticas comerciales de la gran distribución comercial que utilizan la leche como producto reclamo en sus establecimientos. “Ahora el precio medio de la leche para un ganadero vasco es de 0,37 céntimos por litro, un precio bajo dados los costes de producción”, apostilla Iraola.