BILBAO - La economía vasca se encuentra “con vientos favorables” y ante la previsión de “unos años de crecimiento estable” hay que aprovechar la ocasión para “fortalecer a nuestras empresas, recuperar el músculo perdido y para comprometernos con la creación de empleo”, destacó ayer el presidente de Confebask, Miguel Ángel Lujua, con motivo de la presentación de un informe del Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC) que señala que España tiene potencial para reducir la tasa de paro por debajo del 12% en el horizonte de 2018 si se adoptan una serie de medidas “exigentes pero realizables” para mejorar la competitividad.
El máximo responsable de la organización empresarial vasca defendió la introducción de las reformas necesarias para impulsar el desarrollo económico ahora que se empieza a dejar la crisis atrás y que los bajos precios del petróleo, “se ahorrarán 15.000 millones de euros en la factura española respecto a los precios del crudo hace un año”, la baja inflación y el cambio euro-dólar, configuran lo que denominó “vientos favorables”.
Miguel Ángel Lujua destacó los “atractivos” de la economía vasca entre los que citó la “importante concentración industrial”, dado que la industria representa el 23,3% del PIB vasco, “la sólida cultura empresarial”, el “sobresaliente” nivel de formación y la notable colaboración público-privada existente en Euskadi.
En la otra parte de la balanza, la negativa, y sobre la que sería preciso actuar tal y como se avanza en el informe del CEC, Lujua colocó las “difíciles” relaciones laborales vascas, el pequeño tamaño de las empresas, “aquí las manufactureras tienen de media 12 personas en plantilla frente a las 33 en Alemania”, el escaso reconocimiento empresarial, los costes fiscales y laborales altos, el insuficiente apoyo al I+D+i y la reducida presencia de los jóvenes en las empresas, “no estamos aprovechando su talento”.
El Consejo Empresarial para la Competitividad, un lobby empresarial creado por una quincena de las mayores compañías del Estado español, -entre las que se incluyen BBVA e Iberdrola, en cuya sede bilbaina se celebró ayer la presentación del informe España 2018, en colaboración con el Instituto de la Empresa Familiar-, reconoció la mejor situación de partida de la economía vasca.
Fernando Casado, director del CEC, señaló que la economía vasca “está muy capacitada para integrarse en una economía globalizada”, destacó el importante esfuerzo exportador realizado -el pasado año el crecimiento de las ventas vascas en el exterior fue superior a la media española, recordó el directivo-, a la vez que hizo un llamamiento a las empresas vascas para que efectúen “un mayor esfuerzo exportador” hacia los mercados de los países emergentes.
Fernando Casado, junto al presidente del Grupo Barceló, Simón Pedro Barceló, y la directiva del Banco Santander, Concepción Sanz, fueron los encargados de desarrollar las propuestas surgidas del CEC enfocadas a mejorar la competitividad de la economía española y reducir el paro.
El estudio realizado en noviembre pasado ha sido actualizado con los últimos y positivos datos macroeconómicos con los que el CEC considera que, de adaptarse las medidas propuestas, se mejoran las previsiones iniciales y el paro en España se podría reducir hasta el 12%, frente al 14% que se contemplaba meses atrás. Esta mejoría adicional llegaría de la mano del crecimiento del PIB español que “se acerca a cotas cercanas al 3%.
Casado, Barceló y Sanz explicaron que “sorpresas agradables” como la caída del precio internacional del petróleo, la bajada del euro o la mejora del empleo han llevado a prever para este año y el que viene una evolución del PIB del 2,5%-3 %.
Las propuestas del CEC para ayudar a mejorar el desarrollo económico español y reducir “la inaceptable tasas de desempleo”, según señaló Simón Pedro Barceló, pasan por mejorar el marco regulatorio en España, incrementar la calidad del sistema educativo, aumentar el esfuerzo en innovación, aprovechar más y mejor la digitalización, crecer en la internacionalización y aumentar el tamaño empresarial. En este sentido, Concepción Sanz, resaltó que las empresas grandes españolas, las de más de 250 trabajadores, son “tan competitivas como las alemanas”, y sólo por el mero hecho de contar con compañías con un tamaño medio similar al alemán, “España sería un 15% más productiva”.
El director del CEC, Fernando Casado, hizo especial incidencia en destacar la importancia de luchar contra el fraude laboral y la economía sumergida pues permitiría aflorar numerosos puestos de trabajo, unos 800.000, que contribuirían a reducir la tasa de desempleo.
También consideró esencial un ajuste fiscal creíble para controlar la deuda pública que, a diferencia de la privada no ha dejado de crecer, y reducir los extracostes de la energía eléctrica que hacen que el suministro eléctrico sea más caro en España que en Europa, y el doble que en Estados Unidos.