Uno de cada cuatro coches vendidos por Toyota en el primer semestre de este año ha sido un Yaris. Tal peso específico justifica el mimo del constructor japonés hacia su modelo compacto, que en setiembre estrenó una edición muy remozada. No se trata de un salto generacional, pero sí de una profunda revisión de imagen y contenidos. Este lavado de cara cala hasta el interior y, de paso, pone al día algunos aspectos estructurales y mecánicos. El desenlace es un automóvil de porte moderno que persigue una mayor sintonía con el gran público. Su gama queda compuesta por dos carrocerías (tres y cinco puertas), cuatro variantes motrices (dos de gasolina, una diésel y otra híbrida) y tres puestas en escena consecutivas. La tarifa, una vez aplicadas todas las bonificaciones posibles, rebaja su umbral de acceso hasta 9.990 euros.

El Yaris 2015 se reconoce a distancia por su nuevo semblante, presidido por una parrilla en forma de aspa que asemeja una boca abierta bajo la parrilla. En el lado opuesto a esa ‘X’ aparece una zaga marcada por un paragolpes prominente y grupos ópticos con LED. La cabina se contagia del nuevo estilo, mostrando una concepción más refinada y colorista en la que intervienen materiales de superior entidad.

Lo que no se ve, pero sí se nota, es la labor de los ingenieros. El Yaris que viene cuenta con una carrocería reforzada mediante puntos de soldadura adicionales y optimiza varios de los elementos de la suspensión (barra estabilizadora, amortiguadores, resortes y topes). Incorpora, asimismo, un sistema de control de la dirección asistida más eficaz, al tiempo que aumenta el hermetismo de la cabina. Con todo ello Toyota pretende mejorar las sensaciones dinámicas del usuario.

Su reparto mecánico es el mismo que hasta ahora, aunque las cuatro motorizaciones disponibles han superado la oportuna revisión. El catálogo comienza con el motor de gasolina 1.0 VVT-i, unidad de tres cilindros con 69 CV que anima al Yaris 70. Los reajustes han mitigado consumos y emisiones de CO2: ahora acredita 4,1 litros a los cien y 95 g/km. En el escalón inmediatamente superior se sitúa el segundo propulsor de gasolina, el cuatro cilindros 1.33 VVT-i de 99 CV (Yaris 100), que certifica 4,8 litros a los cien y expele 114 g/km. Existe también una propuesta diésel, 1.4 de 90 CV, que se conforma con 3,8 litros y libera 99 g/km de dióxido de carbono. En la gama Yaris va cobrando importancia la figura de la versión híbrida, que ya acapara el 25% de los pedidos. Después de las últimas mejoras reclama un promedio ideal de 3,3 litros y exhala tan sólo 75 gramos por kilómetro de CO2.

Toyota confiere al modelo tres niveles de terminación (City, Active y Advance). A dichos acabados suma la edición especial Feel!, asociada a las variantes más potentes (Yaris 100 y 90D). Incluye llantas de aleación de 16 pulgadas, parrilla con estructura de panal y detalles exclusivos en el habitáculo. Los progresos del Yaris apenas repercuten en la tarifa, que ha experimentado una subida de unos 200 euros. Comienza en los 9.990 euros de la variante 70 City de tres puertas y culmina en los 17.290 que cuesta la versión Hybrid de cinco accesos.