BRUSELAS - Que el Banco Central Europeo haya anunciado su predisposición a comprar activos públicos y privados por valor de 60.000 millones de euros mensuales puede suponer una fuente de estímulo para la débil economía europea, aunque los efectos de la medida dependerán en buena parte de otros factores. Los expertos consultados por este diario, los profesores del Universidad Pública Vasca Josu Ferreiro y Ricardo Bustillo, consideran que para que el desarrollo económico europeo se acelere es necesario que la inversión se refuerce, algo que no está directamente en manos de la entidad que dirige Mario Draghi.

Josu Ferreiro, profesor de política económica, explica que en realidad lo que ha hecho el BCE ha sido “ampliar su programa de compra de activos que fue un fracaso” y que su efecto será dotar de “mayor liquidez” a los agentes del sistema financiero europeo. Con ello, pretenden además “estimular” la demanda, algo que “las propias entidades dicen que falta”. “Ofreciendo más recursos”, explica Ferreiro, “van a intentar captar más demanda”.

Entre los que sí demandan préstamos -por sus niveles de déficit- se encuentran algunas instituciones públicas. Según el profesor Ferreiro, estos agentes experimentarán “un efecto directo”, ya que “los tipos de interés de sus deudas -públicas- se rebajarán”. Con ello, el ahorro de los países será notorio, lo que posibilitará “tener una menor necesidad de ajuste en el gasto público”.

Por su parte, Ricardo Bustillo, profesor de economía aplicada, considera que “se puede esperar” que el programa del BCE “conlleve cierta reactivación económica, aunque probablemente no excesivamente intensa”. Eso sí, el profesor matiza que la política monetaria por si sola no acarreará la esperada aceleración de la recuperación.

Ante la bajada de los precios de los últimos meses y teniendo en cuenta que los tipos de interés ya no se pueden rebajar más, Bustillo explica que “es lógico que el BCE aplique medidas no convencionales”. Aunque el BCE tiene las manos atadas a la hora de aplicar ciertas políticas monetarias por los tratados comunitarios, sí se puede esperar que otros actores empiecen a aparecer.

Según Bustillo las instituciones del continente podrían aplicar otras acciones que acompañen el crecimiento económico. “Hay expertos que creen que si bien los países con más problemas de déficit público no pueden aplicar políticas fiscales expansivas, los países cuyas cuentas públicas están más que saneadas sí podrían hacerlo”. A su juicio, es compatible que en Europa se ejecuten “esas medidas, junto a la política expansiva del BCE y los ajustes que siguen siendo necesarios en algunos países por su alto nivel de déficit”.

La rebaja que la compra de bonos por parte del BCE puede acarrear supone así un estímulo, según los expertos consultados. Con menores intereses a pagar habrá menos necesidad de ajuste y más opciones de aplicar políticas fiscales que beneficien la inversión o directamente planes como el de Juncker.

Devaluación del euro No es la única consecuencia a medio plazo previsible. Si ya ayer el euro volvió a devaluarse frente al dólar -se pagan 1,14 euros por cada billete verde-, los dos profesores creen que la tendencia podría continuar, lo que también podría contribuir al crecimiento.

“Hay algunos expertos que vaticinan que se puede alcanzar la paridad con el dólar”, explican ambos profesores. Ricardo Bustillo añade que tras esa tendencia no solo se encuentran las medidas del BCE, ya que a ello ha contribuido también que “la Reserva Federal de Estados Unidos está aplicando una política monetaria más restrictiva, retirando los estímulos”.

La devaluación de la moneda común supone al tiempo otra posible fuente de estímulo para la economía de la eurozona, gracias a las exportaciones. En ese sentido la economía de la CAV, podría verse también beneficiada. El profesor Josu Ferreiro subraya que con el debilitamiento del euro “nos volveremos más competitivos de cara a exportar” y que en especial “podrían aumentar las ventas a EEUU, que actualmente ejerce de locomotora de la economía mundial”.