barcelona - El director del Departamento de Europa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Reza Moghadam, se mostró ayer satisfecho por la "atención" prestada por parte del Banco Central Europeo (BCE) ante el riesgo de deflación y subrayó la ligera mejoría de las economías de la periferia del euro. "Nos alegramos del anuncio del BCE de que estudia más medidas, incluidas no convencionales", explicó Moghadam en rueda de prensa, sobre las palabras de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, de que el organismo está dispuesto a actuar para prevenir el peligro de la baja inflación.
Moghadam subrayó que el banco central cuenta con varias herramientas a su disposición para aumentar la expansión monetaria, entre ellas la compra de bonos al estilo de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos. Los problemas asociados a la baja inflación en las economías avanzadas, especialmente en el euro, se han convertido en una de las principales sombras sobre la economía global expresadas por el FMI durante la asamblea de medio año de la institución financiera internacional y el Banco Mundial (BM).
efectos negativos En este sentido, insistió en los efectos negativos que podría tener, al reducir la demanda y la producción, en una recuperación económica aún frágil en la zona euro. Las últimas previsiones del organismo internacional devolvieron a las economías del euro al crecimiento positivo: con unas proyecciones de 1,2% para este año y de 1,5% para 2015, en ambos casos una décima mejor que lo previsto en enero. Además, los países de la periferia del euro, que han sufrido contracciones en los últimos dos años, tendrán un crecimiento de cerca del 1% en 2014 y 2015.
"España ha salido del bache, aunque encara muchos vientos en contra, sobre todo el alto desempleo", dijo Phillip Gerson, director asistente del departamento en la misma conferencia. Al igual que en otras economías del sur de Europa, las condiciones de financiación en España han mejorado notablemente, pero la "alta deuda de hogares y empresas" provoca que falle la demanda de crédito solvente, uno de los componentes claves para que el crédito vuelva a fluir con normalidad.