Buenos Aires. El temor a una nueva fase de alta inflación en Argentina lleva a los ciudadanos argentinos a intentar ahorrar en dólares. Pero los profundos desequilibrios generados por la política económica intervencionista del Ejecutivo argentino han terminado desencadenando una devaluación notable del peso frente al dólar, lo que ha forzado a las autoridades de Buenos Aires a flexibilizar en alguna medida la posibilidad de comprar dólares, suavizando el cepo al dólar aunque no de manera suficiente.

Los ahorradores argentinos podrán comprar hasta 2.000 dólares mensuales si están al día con sus impuestos, eso sí con un impuesto del 20%, y siempre que ganen al menos 7.200 pesos mensuales, unos 900 dólares. Eso significa que gran parte de la población argentina, la mitad gana menos de 5.000 pesos, no podrá ahorrar en dólares. El resultado es que las clases menos pudientes tendrán que hacer frente al elevado proceso inflacionista sin la garantía de tener sus ahorros en monedas fuertes, lo que les empobrecerá aún más si el IPC argentino sigue descontrolado.

La devaluación del peso consentida por las autoridades argentinas que provocó la semana pasada la mayor depreciación de la divisa argentina frente al dólar desde 2002. Esto solo ha servido para acercarse a la realidad pero resulta negativa para el perfil de crédito de bancos, empresas y aseguradoras que operan en el país, según un informe de Moody's

La depreciación del 30% sufrida por el peso en su cotización frente a la moneda estadounidense el pasado año no ha cesado y aunque el Gobierno argentino insiste en que el cambio oficial de 8 pesos por dólar actual es el adecuado, los analistas temen que llegará a los 12 pesos por dólar, mientras que los pronósticos de inflación apuntan a un incremento de los precios superior al 30% este año.

Argentina atraviesa por una crisis cambiaria debido a la escasez de dólares por las escasas exportaciones, la inflación galopante, la ausencia de inversiones extranjeras por la falta de seguridad jurídica y por la imposibilidad de financiarse en el mercado internacional de capitales tras la suspensión de pagos del 2002.

Con esta incertidumbre y tras perder casi el 40% de sus ahorros en el corralito de 2001, los argentinos intentan salvar su patrimonio adquiriendo dólares u otras divisas, y bienes. La escasez y restricción de dólares en Argentina y la poca confianza que tienen sus ciudadanos en su propia divisa -el peso- ha agudizado el ingenio de estos para intentar mantener su ahorro y la única salida que ven para paliar los efectos negativos contra la devaluación y una nueva era de hiperinflación es acumulando bienes.

Es en este punto donde entra en juego internet y el comercio electrónico como una forma de poder adquirir en el exterior los bienes que no se pueden comprar en Argentina, pagando en dólares. Aunque tendrán una fuerte limitación, ya que, de acuerdo con la nueva normativa, los argentinos solo podrán recibir productos que no superen un valor anual de 25 dólares o ir a recogerlos a Correo Argentino dos veces al año.