bilbao. La pérdida de seguridad en el empleo es una de las principales consecuencias de la última reforma laboral del Gobierno español y esto lo notan especialmente los trabajadores con contrato indefinido. En el primer trimestre de 2012, justo cuando entró en vigor el despido generalizado a un coste de 20 días por año, el 73,6% de los empleos perdidos en Euskadi eran temporales, por un 26,4% de fijos. Las mayores facilidades para despedir han acortado mucho la brecha. Un año y medio después, de cada cien despidos 58 corresponden a contrataciones temporales y 42 a indefinidas.

La advertencia de los agentes sociales de que la reforma del PP convertiría a todos los trabajadores en temporales es exagerada pero la tendencia está siendo a equilibrar las garantías de ambos grupos, o más bien a reducir la seguridad de los fijos hasta el suelo de los eventuales. Aún queda un colchón en favor de los primeros puesto que rescindir un contrato fijo sigue teniendo un coste importante. Hay que recordar que la indemnización de 20 días por año y un tope de doce mensualidades se aplica para los contratos más antiguos solo desde que se aprobó la reforma, es decir, el tiempo trabajado antes de febrero de 2012 se sigue pagando al coste anterior.

La reforma extiende el despido barato para todos los casos en que concurran tres trimestres seguidos de caídas de ingresos o ventas. Además, desde febrero de 2012 las empresas tienen mucho más sencillo activar despidos colectivos ya que, entre otras cuestiones, se anuló la autorización necesaria por parte de la administración.

Las nuevas vías abiertas para despedir se notan en las estadísticas. Según el Informe Laboral Euskadi que elabora la UPV, en el primer trimestre de 2012, es decir, prácticamente la reforma aún no había echado a andar, perdieron su empleo algo más de 30.000 asalariados en la CAV -no se trata de destrucción de empleo neto pues a los que perdieron su trabajo habría que restar los que empezaron a trabajar-. Más de 22.000 tenían contrato temporal, el 73,6%. Es decir, antes de la reforma tres de cada cuatro despedidos eran eventuales y uno fijo. Comparando las cifras con el mismo periodo de 2013 -los efectos estacionales son similares-, sube de forma importante la pérdida de indefinidos mientras que la de eventuales llega incluso a reducirse. Así, la proporción de pérdida de asalariados pasaba a comienzos de este año a un 63,4% de temporales y un 36,6% de indefinidos.

El cambio es menos profundo en el segundo trimestre, precisamente porque entre abril y junio de 2012 ya estaban en vigor las nuevas indemnizaciones. En ese periodo la proporción de despidos de indefinidos sobre el total fue del 36,5%, mientras que un año después superaba el 44%. El porcentaje de despidos de fijos alcanzado en el segundo trimestre de 2013 es el más elevado, con 10.200 asalariados que perdieron su empleo fijo por 12.800 con contrato de eventual, es decir, ambos colectivos quedaron prácticamente a la par a pesar del coste que sigue teniendo rescindir un contrato indefinido. En la comparativa de terceros trimestres también sube la pérdida de empleo fijo, con un 38% de despidos de indefinidos en 2012 por un 42% este año.

Está por ver hasta dónde llegarán los efectos de la reforma y si los despidos indefinidos seguirán recortando diferencias con los temporales. Bruselas exige a España que siga reduciendo la seguridad de los empleados fijos, aunque estos siempre tendrán terreno ganado. Aunque llegue el momento en que se despidan los mismos indefinidos que temporales, hay que tener en cuenta que los primeros son mucho más numerosos por lo que, en proporción, siempre será más fácil perder un trabajo temporal que uno fijo.