vitoria. La tasa de ahorro de los hogares e instituciones sin ánimo de lucro en el Estado español se situó en el 1,2% de su renta en el primer trimestre, lo que supone 1,6 puntos más que en el mismo periodo de 2012. De acuerdo con los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), este aumento tuvo lugar pese a que su renta disponible disminuyó el 0,5% en el mismo periodo, con lo que bajó a 163.443 millones de euros.

Este descenso de la renta disponible es consecuencia, fundamentalmente, de la caída de la remuneración de asalariados del 6,1% interanual. El dato es llamativo porque, pese a la pérdida de poder adquisitivo sufrida por las familias a consecuencia de la crisis, ahora ahorran más que en las épocas de bonanza en la que los hogares gastaban más de lo que ingresaban.

Otra razón que explica este fenómeno es que la disminución del poder adquisitivo imposibilitaba un mínimo ahorro y todos los ingresos eran destinados a la cobertura de los gastos de la casa. Así, el año pasado la tasa de ahorro era negativa (0,4 %) y fue la primera vez que los hogares gastaron más de lo que ingresaron. El ahorro se cifró en 1.877 millones del total de la renta disponible, mientras que el resto se destinó al consumo final, que cayó el 2,1 % respecto al mismo periodo de 2012.

El desglose de los datos de los últimos cuatro trimestres evidencia que la tasa ahorro de los hogares se ha situado en el último año en el 8,5% de la renta disponible, tres décimas más que en el periodo móvil precedente que coincidió con el conjunto de 2012.

Este dato -sumado al saldo positivo de 1.368 euros relativo a las trasferencias netas de capital- no fue suficiente para financiar la inversión llevada a cabo en este sector, que alcanzaron los 10.469 millones, el 8,2% menos que el año anteriores. Por ende, los hogares y las instituciones sin ánimo de lucro generaron una necesidad de financiación de 7.224 millones.

La subida de la tasa de ahorro de las familias afecta directamente al gasto y, por extensión, al consumo que en los últimos meses ha seguido enfriándose de manera importante. El parón del consumo tiene como derivada la pérdida de demanda de productos, lo que explica la ausencia de crecimiento económico.