madrid. La falta de crédito ahoga a las empresas españolas que incluso cuando logran saltar todas las vallas y alcanzan la meta en forma de financiación que necesitan lo hacen con un coste en intereses muy superior al de las compañías de otros países europeos con las que compiten. Ese es el argumento que dio ayer el ministro español de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, quien reclamó al Banco Central Europeo que ponga fin a esa situación y apostó para ello por la introducción de un tipo de interés único para todas las empresas en Europa. Esto es, que todas paguen lo mismo en intereses sin que importe cual es la prima de riesgo o el rating que tiene el país al que pertenece. Misma moneda, mismos costes de financiación.

Pero horas después el presidente del BCE, Mario Draghi, aseguró que esa entidad no puede hacer "mucho más" para impulsar el flujo de crédito hacia la economía real dados sus actuales estatutos, aunque sí expresó que se está "reflexionando" sobre ello para intentar que el dinero llegue a la economía real, esto es, a las empresas que lo necesitan.

Durante la rueda de prensa posterior al encuentro del Eurogrupo en Irlanda, Draghi fue preguntado por la propuesta española de aumentar las competencias del organismo para que pueda equipararse al resto de bancos centrales del mundo, algo que según el Gobierno de Rajoy permitiría al instituto emisor inyectar dinero en la economía. El presidente del BCE intentó al respecto dejar la pelota en tejado ajeno. A su juicio, si se quiere dar más poder al BCE para ayudarle a llegar más lejos, es necesaria la participación de los gobiernos y bancos nacionales. Sería mediante un acuerdo que, de momento, no se ha producido.

Desde Dublín, antes de la reunión con sus homólogos de la zona euro y el presidente del BCE, De Guindos explicó que hay un problema cuando "empresas españolas muy solventes están pagando un diferencial de tipos de interés más alto que algunas otras europeas", lo que evidencia la fragmentación de los mercados de crédito. "Lógicamente lo que pasa es que está roto el mecanismo de transmisión de la política monetaria y eso requiere acciones, que, creo, el primer interesado en ponerlas en marcha es el propio BCE", insistió.

Pero el BCE no parece dispuesto a conceder deseos al mandatario español. "En términos de las condiciones de financiación para la eurozona, estas están ahora mucho más expansivas de lo que eran antes. Nuestra política monetaria sigue siendo plenamente acomodaticia y se está proveyendo liquidez a todos los bancos en el área de la moneda única dentro de nuestras reglas", fue la respuesta de Draghi que argumentó tres razones para explicar por que el crédito no llega a las empresas que lo necesitan.

"Una es la financiación, cuando tienen dificultades para financiarse a sí mismos, pero a esa dificultad hemos hecho frente el año pasado y se ha superado en gran medida, de manera que muchos bancos están ahora devolviendo lo que prestaron de nuestras operaciones de inyección de liquidez a tres años", recalcó. En cuanto a niveles de capital, la segunda razón por la que los bancos no financian a otras empresas, "es algo en lo que el BCE no puede hacer nada" y ese problema debe ser más bien solucionado por "los bancos mismos, los supervisores nacionales y gobiernos nacionales", subrayó. El tercer argumento es que los "bancos tienen miedo" a que sus préstamos no sean devueltos y por ello no los conceden. "Eso ocurre con un alcance muy limitado y los flujos de crédito están todavía muy débiles, pero ahí el BCE no puede hacer mucho", sostuvo. En el caso de España hay que tener en cuenta que el país tenía un sector de la construcción sobredimensionado, del 15% del PIB frente a la media del 6% de la Unión Europea, según el presidente del BCE.