Vitoria. Apenas hubo sorpresas en el último discurso del año de la patronal alavesa SEA. Fiel a la tradición de su Copa de Navidad, que ayer reunió en Artium a cerca de 500 empresarios, su presidente, Pascal Gómez, estructuró su mensaje en torno al nuevo Gobierno Vasco, las instituciones más cercanas en Álava y los sindicatos. A todos ellos puso deberes la patronal, prácticamente los mismos que ha venido repitiendo desde que se aprobó la reforma laboral. De ahí la letanía con la que algunos interpretaron ayer las palabras de Gómez. Sin embargo, el mensaje comenzó a adquirir fuerza precisamente cuando viró de rumbo y tocó la fibra. El matiz humano, la cercanía... El sentir generalizado de la amplia representación empresarial sí mostró entonces su sintonía con el presidente, quién sabe si como muestra de su hartazgo muchas veces ante tanta palabrería política hueca y sin contenido. Ayer era la noche. Su noche. La de los seis premiados en liza pero también la de todos los que componen el tejido empresarial alavés. Muchos de ellos no faltaron ayer a la cita. Y a todos agradeció con profusión Gómez su "valentía, empuje, sacrificio, honradez y actitud" ante, probablemente, la peor de las crisis que se recuerdan en las últimas décadas.
Enfocó el presidente a continuación su discurso hacia el nuevo Gobierno Vasco, y en concreto, hacia su nuevo lehendakari, Iñigo Urkullu, al que SEA ya acogió en su sede antes de las pasadas elecciones y al que ayer solicitó más inversión y consenso político para "generar confianza interna y atractivo internacional". Y ya puestos también exigió la patronal una administración "ágil, eficaz y efectiva". Nada nuevo bajo el sol que no pidiera al anterior inquilino de Ajuria Enea.
Y abordó después la compleja colaboración con el Ayuntamiento y la Diputación. Un asunto lleno de matices que afecta de lleno a las empresas y empresarios del Territorio. Quién sabe si hastiada también la patronal ante el ninguneo político a cargo de sus responsables, el presidente aseguró con manifiesta intención que otro escenario "asomaría" en Álava si fuese la propia patronal el único interlocutor válido en materia empresarial del territorio. "Si confiaran en el liderazgo de SEA, haciendo que sus departamentos colaboraran estrechamente con la única voz empresarial acreditada, estaríamos hablando de otra cosa", cargó.
premios juan jose azurmendi Fue la última bala antes de dar paso a la ceremonia de entrega de los premios Juan José Azurmendi, un generoso soplo de aire fresco que levantó el ánimo y que fue, sin duda, lo mejor de una noche donde las emociones se palpaban a flor de piel. Se reconoció en primer lugar la trayectoria de tres compañías de bandera como JEZ Sistemas Ferroviarios, con sede en Amurrio, Grupo Cegasa y SNA Europe, extensión de la histórica Acesa, fundada en Vitoria hace 68 años, para continuar después con la entrega de la insignia de oro a los tres "Quijotes" de la noche, como los calificó uno de ellos.
Fueron José María Sáez Vicuña, Victorino Eguren Ugarte, "el del buen vino", bromeó a las primeras de cambio, y Javier Ruiz de Galarreta, un industrial que reivindicó el papel del empresario como "el motor" de cualquier sociedad. Fueron tres regalos, tres magistrales ejemplos del camino a seguir para salir, por qué no, de la crisis. "Porque de ésta vamos a salir si permanecemos todos unidos", aventuró Ruiz de Galarreta ante la mirada de Victorino, que con un gracejo especial, trató de relativizar la actual situación. "No os preocupéis tanto de la crisis, ¡hombre!". Y el auditorio aplaudió a rabiar.