Vitoria. Lleva 13 años alejado de la primera línea política, pero aún y todo mantiene el mismo criterio que antaño. En materia económica, incluso, su bagaje es todavía mayor, ya que desde 1999 asesora a algunas de las empresas más importantes de la provincia. Coincidiendo ahora con su nombramiento como vicepresidente de la Caja Vital -auspiciado por el PNV en la plataforma Vital Aurrera-, el que fuera diputado general de Álava analiza el futuro de la caja alavesa, de las posibilidades de su Obra Social y de los retos que deberá asumir en las próximas semanas el nuevo Gobierno Vasco.
¿No quedó la nueva Ley de Cajas en que al frente de estas entidades iban a estar profesionales de contrastada solvencia y formación? Porque a las primeras de cambio, al menos en el caso de Caja Vital, no ha ocurrido eso... ¿Cómo lo explica?
Es preciso aclarar una cosa antes de nada y es que Caja Vital ya no desarrolla ningún tipo de actividad financiera. Su nuevo consejo va a tener otras funciones y competencias ajenas al desarrollo de la actividad financiera, donde sí tendría sentido esa formación especializada. Lo cual no quiere decir que no nos preocupemos por el tipo de información que vamos a recibir en el consejo de la actividad financiera de Kutxabank. Pero sea como fuere me remito a una reflexión que ya en su día hizo Mario Fernández (BBK), y es que hay políticos y políticos. Porque en cierto sentido el modelo de cajas vascas ha funcionado bien con ese criterio, aunque evidentemente no se trata de una regla general.
¿Veremos algún día un consejo de administración como el de Kutxabank gobernado exclusivamente por técnicos?
Los técnicos no son espíritus puros. Conozco muchas decisiones de cajas tomadas con criterios profesionales equivocadas y decisiones tomadas por políticos acertadas. Los técnicos no son garantía de eficacia, ni de eficiencia ni, incluso, de imparcialidad.
Pero hablamos de números, de ciencias y algortimos más o menos exactos, ¿o no?
No necesariamente. Todos los técnicos tienen su manera de ver las cosas y además la economía no es una ciencia, ni dos y dos son siempre cuatro. En el corazón de las decisiones económicas siempre está la ideología, los sentimientos, los intereses, el poder... Hay unas reglas de oro elementales, cierto, pero a partir de ahí cualquier decisión tiene su matiz.
Ha sido usted nombrado recientemente vicepresidente de la Caja Vital, ¿exactamente para qué?
Para defender los intereses de los alaveses en materia de Obra Social. Así que lo primero que quiero saber es el nivel de conocimiento que vamos a tener en Vitoria de la actividad financiera de Kutxabank.
¿Para qué?
Para saber cómo van las cosas...
Pero si no van a tener ustedes mando en plaza en todo lo que se refiere a la actividad financiera...
Bueno, pero vamos a designar a dos consejeros en Kutxabank, ¿no? Creo que les podremos preguntar cosas...
¿Quiénes van a ser?
No lo sé, ni está claro de qué modo se va a plasmar. Se oyen nombres pero el Memorandum de Bruselas (MoU en sus siglas en inglés) resulta demasiado ambiguo en algunas cuestiones que están pendientes.
¿Realmente qué cree que se pretende con toda esta reestructuración de las cajas de ahorro?
Viendo los números y comportamientos de estas entidades, pienso que la UE, decididamente, pretende simplificar el sistema y acabar con las cajas. Cambiar el modelo de forma similar a lo ocurrido en Italia, donde se han convertido en fundaciones especiales. Sin embargo, resulta paradójico que la UE no se meta con el sistema de las cajas alemanas...
Volviendo a su presencia en Caja Vital, ¿tiene una idea de a qué se va a enfrentar en la Obra Social?
Desde luego a menos recursos de los habituales en los últimos años (cifras no oficiales señalan un desplome en el presupuesto al pasar de unos 17 millones de euros a 5,5 millones), lo que obligará a un replanteamiento profundo de los recursos. La OS se va a alimentar únicamente a través de dos vías. La primera, de su propia capacidad de generar ingresos, como el Estadio, por ejemplo, donde igual hay que reanalizar todo e introducir nuevas partidas. Y dos, del estricto dividendo de los beneficios de Kutxabank, que en el caso de la Vital equivalen al 11% de lo que el banco vasco destine a obra social. No va haber más.
Le pregunto ahora por el futuro Gobierno Vasco, presumiblemente liderado por el jeltzale Iñigo Urkullu. ¿Va a tener que recortar?
Inexorablemente. Los números no cuadran.
¿Dónde metería usted la tijera?
Reestructuraría nuestra política fiscal para reactivar la vía de ingresos y replantearía también el entramado institucional vasco. No es ninguna broma esos 400 millones de euros que nos podríamos ahorrar, según destaca algún informe elaborado al respecto, ¿no?
¿Es excesivo ese entramado?
Desde fuera da la impresión de que sí. Necesitamos una reflexión.
¿Qué líneas rojas entiende no se deberían cruzar?
Educación y Sanidad. Presumo que las van a analizar con enfoque de no tocar. Y el resto, presumo también, y no lo descarto, que muchas partidas tendrán que trabajar con el criterio de presupuesto de base cero, que es un modelo de presupuestación antiguo que supone plantear desde el inicio cualquier actividad, sin ninguna obligación.
En las materias que domina, economía y empresa, ¿cuál es el objetivo prioritario?
Las instituciones vascas, históricamente, lo hemos hecho muy bien en materia de política industrial, pioneros muchas veces. Ahí está el caso, por ejemplo, de Jon Azua (exconsejero de Industria), al que creo que nunca se le ha agradecido lo suficiente la labor que desempeñó y que, creo, sigue siendo la base de la política industrial actual. Euskadi necesita profundizar su política de manera urgente.
¿Le pone nota a Patxi López?
Ha tenido un problema y es que ha tenido que gobernar bajo la presión de una crisis económica bestial. Creo sin embargo que introdujo elementos de debate que serían interesantes continuar a corto plazo, como el de la política fiscal y el entramado institucional. Pero pienso también que le faltó una reflexión más amplia en el mundo de la política industrial porque prácticamente han hecho seguidismo en estos tres años... Ahora bien, posiblemente era lo que procedía, pero Euskadi necesita nuevas reflexiones en este campo porque corremos el riesgo de perder lo que somos, la industria, que es nuestra fuerza. Las economías que estamos aguantando un poco mejor esta supercrisis somos las que tenemos un componente productivo y en el caso de Álava todavía más.
¿Cómo ve las expectativas de reactivación económica a corto plazo?
Mal. O se resuelve definitivamente el problema de la financiación a las empresas o a corto plazo, pongamos que 2013, olvídate de recuperación. Hasta que eso no se resuelva de verdad, insisto, no habrá despegue inmediato, y ahí las previsiones no son buenas porque lo que vaya a recibir el sistema financiero del rescate europeo lo va a destinar a sanear sus balances y a capitalizarse en lugar de ir directamente al flujo de la actividad privada. Y de otro lado hay otro problema.
¿Cuál?
Nuestro dinamismo exportador, que genera empleo y riqueza pero que también comienza a desplomarse porque nuestros destinos de exportación naturales (Alemania y Francia, principalmente) están entrando en barrena, dentro de un orden, y porque el consumo de la inversión alternativa no tiene la pujanza para compensar esa bajada. El cuadro, por lo tanto, es muy malo para el año que viene.
Si todo el mundo tiene tan claro el diagnóstico y la solución al problema, ¿qué está ocurriendo?
Que no hay dinero.
¿Y qué son esos 40.000 millones de euros que Bruselas va a entregar o prestar al Gobierno?
Sin hablar de lo que venga, lo que está pasando en estos momentos es que la mayor parte del sistema financiero español sano tiene su dinero en el Banco Central Europeo, rentándole nada porque ahora mismo no se puede hacer negocio. ¿Y por qué lo tiene ahí? Por La inestabilidad regulatoria. No puedes lanzarte a un proceso de actividad de soltar la mano del crédito para incentivar proyectos industriales si cada dos por tres te cambian el modelo de provisiones, que te pega un viaje a la cuenta de explotación impresionante. De eso se quejan los bancos y ahí tienen razón. O al menos parte.
¿Cómo hemos llegado a esto?
Se ha dado la tormenta perfecta. Una tormenta financiera que llega a la economía europea y que afecta a sus sistemas bancarios, y que luego baja a la economía real, que estalla la burbuja inmobiliaria y que acaba arrastrando a todo el sistema financiero... Lo novedoso es el estallido del sistema financiero.
Es paradójico...
¿El qué?
Que a los verdaderos causantes de esta debacle haya que ayudarles ahora para salir del entuerto...
Sí, es dramático, pero si no lo hacemos corremos el riesgo de que se derrumbe todo. Por eso hoy, en una suerte de moraleja, a los responsables políticos se les debe exigir transparencia, audacia y equilibrio en el reparto de las medidas que toman. Porque cuando una Democracia impone medidas duras que son percibidas como injustas por la sociedad no funciona. Y eso puede acabar transformándose en un polvorín, como estamos viendo desde hace tiempo en nuestras calles. ¿Está siendo la clase política transparente y justa? Creo que no.
A pesar de haber saldado con nota los diferentes test de estrés a los que ha sido sometida Kutxabank por parte de Europa, ¿cree que por sí sola tiene músculo suficiente para incentivar el tejido empresarial?
Quiero creer que es y será un agente importante en la salida de la crisis, tanto desde el punto de vista de la atención social como desde el de la incentivación económica. Tiene que tener parámetros de comportamiento de actuación que le reporten solidez pero tiene que tener también la suficiente audacia y agilidad para saber de donde viene y quiénes son sus propietarios, que son las cajas y tienen una función.
Las empresas vascas ahora mismo están en beneficios de hace diez años...
Sí, pero en beneficios que desde luego no tienen como destino el reparto de dividendo sino la compensación de las pérdidas. Y en segundo lugar, ¿cuánto de lo que son beneficios operativos (ebitda) desaparecen por las cargas financieras producto del endeudamiento a unos tipos increíbles? Es lamentable que hoy, a igualdad de proyecto, cualquier firma vasca se tenga que estar financiando con cuatro puntos de interés superior a una compañía alemana cuando la política monetaria es la misma. Eso tiene un nombre y es fragmentación de la política monetaria, que está llevando a nuestras empresas al límite. En Estados Unidos si tienen que darle a la máquina de hacer dólares para reactivar su economía lo hacen sin problemas e incluso los tiran desde un helicóptero si es preciso porque no temen a la inflación. En Europa, en cambio, todo pasa por la percepción de Alemania, entre otras cosas, y así nos va.
¿Qué opinión tiene sobre las medidas que se están tomando en el asunto de los desahucios?
Que igual la medida aprobada por el Gobierno no sea la solución al problema, porque si realmente esto es tan gordo, ¿por qué no crear un banco malo de las hipotecas, como ocurrió en Estado Unidos? Creo que se podrían evitar auténticos dramas como los que estamos viendo estos días... No puedes poner a la gente en la calle sin la más mínima oportunidad de negociación. Estamos hablando únicamente de un impago por parte del 3%, es decir, que el resto, la mayoría es gente de buena fe. Así que el Gobierno puede y debe tener imaginación suficiente para evitarlo.
¿Euskadi tiene futuro?
Euskadi es una economía de futuro, es manejable, tiene iniciativa y carácter emprendedor, con empresarios austeros, que arriesgan y apuestan por el capital humano de sus equipos. Y tiene además un espíritu de iniciativa envidiable. Yo a todo eso lo llamo una sociedad de progreso.