Vitoria. A cinco días de la celebración de elecciones en la Caja Vital para renovar parte de su asamblea, en concreto la que afecta a los impositores -33 de los 80 miembros-, las candidaturas continúan saliendo a escena. Si el pasado martes lo hizo Vital Sí, liderada por Gustavo Antépara, presidente de Ajebask, ayer fue el turno de Vital Aurrera, plataforma afín al PNV que lidera el economista y exdiputado general de Álava Juan Mari Ollora. En un acto celebrado en la sede de la formación jeltzale en Postas, la plataforma focalizó su programa en dos aspectos: la defensa del actual estatus en el organigrama directivo de Kutxabank y el compromiso con una Obra Social fuerte a la que dotar de los fondos suficientes que impidan que "nadie quede abandonado en el camino hacia la recuperación económica". En un escenario macroeconómico tan adverso como el que se presupone a corto plazo, Ollora enfatizó la solvencia y el saneamiento de la gran caja vasca para conminar después a "blindar" su control ejecutivo ante una posible entrada de capital externo privado, cuyo único interés, recordó el economista, "es buscar su rentabilidad financiera a costa de poner en riesgo la filosofía de servicio público que las tres cajas han venido aplicando".
nivel vasco de decisión En este contexto, Ollora insistió en garantizar que el control del 11% de las acciones de Kutxabank -en manos de Caja Vital- redunden en Álava, pero también en velar porque en el nombramiento de los representantes ejecutivos "estén sólo los mejores".
Respecto a las posibilidades reales de crecimiento dada su fortaleza financiera, Vital Aurrera entiende necesario acometer esta evolución siempre y cuando se respete el mantenimiento exclusivo de los actuales accionistas y se proteja a la caja de las "inevitables" presiones políticas que intentarán embarcale en aventuras de alto riesgo financiero. Este aspecto lo resumió Ollora apelando al nivel vasco de decisión: "Tenemos que protegerlo a toda costa".
Por su parte, María Jesús Aguirre, quien fuera mano derecha del ex alcalde José Ángel Cuerda y diputada foral de Bienestar Social, defendió la vertiente más social del programa, garantizando su compromiso con los agentes sociales más desfavorecidos, con la creación de empleo, los desahucios o las personas mayores. "Necesitamos herramientas nuevas para situaciones nuevas", sugirió.