Vitoria. Nueva defunción empresarial en Álava. Esta vez en Araia, concretamente en el polígono industrial de Asparrena. La compañía Arriko, vinculada a la construcción desde hace más de tres décadas, anunció el pasado martes a través de su abogado su intención de registrar mañana un ERE de extinción para toda la plantilla, en estos momentos compuesta por 56 trabajadores. Dada la situación de bancarrota en la que se encuentra la empresa y en vista de que la viabilidad de la misma es prácticamente imposible -a pesar de existir sobre la mesa proyectos concretos para ejecutar-, comité y dirección negocian en estos momentos una salida inminente para toda la plantilla antes de que la compañía, además, entre en proceso concursal. Un escenario que dilataría el proceso y ralentizaría el hipotético cobro de las indemnizaciones. "El objetivo es que todos puedan salir de aquí en un mes", señaló a este periódico un portavoz sindical.

Mientras tanto toca esperar. Unos porque forman parte del ERE de suspensión temporal que la empresa registró en julio -además de rebajarles un 20% los salarios-, y otros porque absolutamente no hay nada que hacer en la planta de Asparrena. Desde hace veinte días la factoría alavesa no ha sido capaz de producir ni un solo kilo de placa de hormigón porque los proveedores, básicamente, no suministran ningún tipo de material a quien no paga. Por si fuera poco, la dirección adeuda a los trabajadores las tres últimas nóminas, motivo éste que llevó la semana pasada a muchos de ellos a manifestarse frente a la sede de Arriko en Araia. De momento, sin mucha suerte.

Otro futuro no muy distinto al de esta empresa es el que le espera a Construcciones Mendigorri, también en estos momentos carente de actividad y en víspera de ser víctima de un ERE de suspensión que podría afectar a cerca de medio centenar de trabajadores.

Sin acuerdo en Guardian Por otro lado, la dirección de Guardian Llodio protagonizó ayer un nuevo gesto en su intento por desbloquear la huelga indefinida que el comité inició el pasado lunes como medida de presión contra los 120 despidos que ha planteado la empresa para garantizar la supervivencia de la factoría alavesa.

En esta línea, ayer volvió a reunirse con los representantes sindicales para ofrecerles un complemento a la indemnización de todos los despidos objetivos que se puedan producir durante la vigencia del convenio a cambio de la congelación salarial, propuesta que según su versión, fue rechazada "radicalmente" por el comité de empresa. "Sigue (el comité) sin ceder ni una sola de sus peticiones desde que comenzara la negociación en noviembre de 2011 y eso es una actitud irresponsable". Asimismo, indicó la dirección que algunos sindicatos "dicen estar dispuestos a arrimar el hombro, pero no traducen sus intenciones en hechos concretos".