Bilbao. Lanbide continúa tramitando peticiones de ayudas de autónomos a pesar de no haber dispuesto fondos para apoyarles en el lanzamiento de su actividad. Como adelantó este periódico la semana pasada, el Gobierno Vasco ha decidido prescindir de la línea de impulso al emprendizaje del Servicio Público Vasco de Empleo en su ajuste presupuestario. Sin embargo, las oficinas de Lanbide siguen admitiendo solicitudes y dándoles curso.
A partir de ahí quedan en stand by, a la espera de que sea posible reorientar en un futuro recursos económicos a un programa heredado del Inem y que no ha sido prioritario para el Ejecutivo socialista. Todo apunta a que se convertirá en parte de la herencia que dejará López al lehendakari del Gobierno que nacerá el próximo domingo de las urnas.
El director de Activación Laboral de Lanbide, Mariano Cortés, envió en junio de este año una circular interna a todas las oficinas marcando unas pautas comunes en la respuesta a los numerosos autónomos que estaban solicitando la ayuda. La última solicitud concedida fue registrada el 29 de julio de 2011, pero no se consideró necesario informar del agotamiento del dinero hasta casi un año después. Tampoco de que no se habían consignado fondos para este año.
Cortés recomendaba que se transmitiera a los interesados que este año no sería posible atender sus demandas en un intento de desincentivar a quienes “insistan” en solicitar las ayudas “a fin de no generar expectativas que no pudieran verse satisfechas”. El caso es que formalmente el programa de incentivos a emprendedores sigue abierto sin fondos.
Eso implica que no es posible rechazar una solicitud, de modo que los trabajadores de Lanbide tienen la consigna más o menos explícita de intentar convencer al autónomo de que desista en la petición de la ayuda. Si no lo consiguen, la demanda es cursada y pasa a formar parte del cajón donde se archivan los expedientes.
ayuda clave para el inicio En ese limbo también vegetan buena parte de las expectativas de los emprendedores. Aunque la ayuda de apoyo a la iniciativa empresarial se cobra una vez puesto en marcha el negocio, los autónomos cuentan con ese dinero para el lanzamiento de la actividad. Para ellos es un ingreso más en el periodo más importante en la consolidación de la empresa, los dos primeros años. El momento en el que se define si la idea tiene éxito o fracasa.
De hecho, el propio programa de Lanbide obliga al beneficiario a continuar con su actividad como autónomo durante tres años y en caso contrario el Servicio Público de Empleo reclama la devolución de las ayudas. El bloqueo es contradictorio con esa filosofía debido a que el balance del negocio nace con un dinero que a día de hoy nadie garantiza que se vaya a recibir. Los promotores no contabilizan técnicamente ningún ingreso -ni por supuesto gastos vinculados a esos fondos- hasta que se formaliza, pero lo cierto es que en pleno parón del consumo se echa en falta y mucho no disponer de esa ayuda.
A día de hoy, la única ayuda del Gobierno Vasco a los autónomos es la de capitalización, el subsidio del paro de los trabajadores por cuenta propia. El último recurso cuando el negocio ya ha fracasado.