Vitoria. Las arcas del Tesoro español empiezan a mostrar la escasez de fondos para hacer frente al pago de las facturas. La crisis y los continuos ajustes están hundiendo la economía y ello, pese a las continuas subidas de impuestos, reduce los ingresos fiscales y dispara los gastos. El resultado es un déficit público sin control y una falta de liquidez que ha hecho que el ministro de Economía, Luis de Guindos, advirtiese ayer en el Pleno del Congreso que si en los próximos trimestres no se consigue modificar la situación económica de los últimos cinco años será imposible que se sigan manteniendo las prestaciones sociales. Es decir, que no se podrán pagar porque no hay dinero.

Luis de Guindos explicó ayer lo que la mayoría de los economistas ya vislumbraban hace tiempo y es que sin crecimiento económico y sin generación de empleo se "pone en riesgo" el estado de bienestar en España. Para Guindos no son las medidas del Gobierno del PP las que cuestionan el mantenimiento del estado de bienestar sino la mala evolución económica. Lo que no aclara es que algunas de las medidas adoptadas por el Ejecutivo, como las subidas de impuestos, producen el efecto contrario del que buscan, y algunas no adoptadas, como adelgazar la estructura del Estado, no se toman. Si a ello se le suma la desconfianza generalizada de los ciudadanos sobre la situación económica se entiende la caída del consumo, con sus efectos negativos anexos: menos recaudación por IVA y más paro, hecho éste que incrementa la factura de las prestaciones de desempleo.

Como se recordará, el Estado tiene comprometido con las autoridades europeas cerrar el año con un déficit público máximo del 4,5% del PIB. La cosa no sería tan seria si no fuese por el hecho de que en el primer semestre ya se ha superado esa cota. Hasta julio, el Estado registró un déficit del 4,65% del PIB, por encima del objetivo fijado para el conjunto del año. Este desfase se debió a que los pagos se han disparado un 20,9%, hasta los 99.156 millones de euros, por las transferencias a las Comunidades Autónomas, -con sus cuentas al borde del colapso en buena parte de ellas como se deduce de las peticiones de rescate, entre otras, de la valenciana y la catalana-, y a la Seguridad Social, lastrada por el alza del paro. Además, en cuanto a los gastos financieros, el incremento de lo que paga el Tesoro español por financiarse se ha duplicado hasta los 20.032 millones que suma la partida de los intereses por las emisiones de deuda pública. Para este año se estima que solamente el pago de estos intereses de la deuda sumará unos 34.000 millones de euros. Por el lado contrario, aunque los ingresos por impuestos directos (el IRPF y el impuesto de sociedades) y cotizaciones sociales subieron, la recaudación por impuestos indirectos se redujo un 8,1% a causa del gran deterioro del consumo por la entrada de la economía española en una nueva fase de recesión.

Menos ingresos por IVA Con este panorama, no es ninguna sorpresa que los ingresos por IVA cayeran un 9,2% hasta julio, dos meses antes de que tuviese lugar la subida de los mismos al fijarse un tipo general del 21% frente al 18% anterior.

"Si no se consigue en los próximos trimestres una modificación de la situación de los últimos cinco años será imposible que se sigan manteniendo las prestaciones sociales", afirmó rotundo el ministro Luis de Guindos. "La mayor garantía del estado del bienestar es el crecimiento económico y el empleo. Si eso no se consigue lo estaremos poniendo en riesgo", insistió el ministro.

Este aviso para navegantes ha sido considerado por la oposición como un adelanto de que el Gobierno del PP prepara nuevos recortes del gasto público en temas como las prestaciones de desempleo o, incluso, las pensiones pese a la promesa del presidente Rajoy de que no se tocarán.

Los analistas temen que con este repunte de la crisis, el déficit público se vuelva a disparar hasta cotas del 8% del PIB, salvo recortes drásticos, o nuevas subidas de impuestos. Esto último podría hundir definitivamente la economía pues los ciudadanos del Estado ya aportaron unos 377.000 millones en 2011, según el economista vasco Antxon Pérez Calleja, cifra que se quiere elevar hasta 385.000 millones este año en un país en recesión y con más paro.

Luis de Guindos justificó la ayuda a los bancos recordando que "cuando en la historia económica mundial se ha dejado caer el sistema financiero, como en la Gran Depresión, las caídas del PIB no fueron del 3% o 4%, sino del 20%o 25%, por la desconfianza brutal en el sistema. Y además dieron lugar a movimientos absolutamente extremistas que llevaron, por desgracia, a la II Guerra Mundial", recordó el titular de Economía en respuesta a una interpelación del portavoz de la Izquierda Plural (IU-ICV-CHA), Alberto Garzón, que reclamó un rescate a los ciudadanos en lugar de al sector bancario.