madrid. "¡Qué paséis buenas vacacaciones!". Con estas palabras se despidió ayer Mariano Rajoy de los periodistas tras su primera comparecencia como presidente del Gobierno después de un Consejo de Ministros, en la que quiso detallar sus primeros seis meses de legislatura. El máximo mandatario del Ejecutivo puso rumbo a Galicia después de que no precisara si recurrirá al fondo de rescate para que compre bonos el Banco Central Europeo y los mercados, de esta forma, eviten ahogar al país con su deuda soberana. Rajoy no fue claro en su respuesta, pero de ella se dedujo que contempla por primera vez la posibilidad de pedir al fondo europeo de europeo de rescate que compre deuda española, aunque la decisión solo la tomará cuando el BCE detalle las medidas no convencionales de política monetaria que ha anunciado. "Lo que quiero es conocer cuáles son esas medidas, lo que significan, lo que pretenden y si son adecuadas, y entonces a la vista de las circunstancias tomaremos una u otra decisión", aseguró.
El presidente marcó ayer las distancias con Italia a la hora de tomar esta decisión ante las distintas circunstancias de ambos países en cuestiones como la deuda pública. Así, Rajoy aseguró que no ha recibido presión alguna por parte de países como Alemania o el propio BCE. Por el momento, el presidente remitió a las máximas autoridades europeas una carta para tratar de animar la puesta en marcha de los acuerdos de la última cumbre, celebrada en junio, y reclamando en concreto la aprobación de la unión bancaria como tarde en la última reunión de jefes de Estado o Gobierno de este año.
sus líneas de actuación Según Rajoy, tres de las cinco líneas de actuación contempladas por su Ejecutivo para salir de la crisis pasan por "más Europa", y por tanto España está en la "obligación" de intentar influir en las decisiones de la Unión. Las dos primeras, las que competen en exclusiva al Gobierno, son el cumplimiento estricto del objetivo de déficit y las reformas estructurales para sentar las bases de la recuperación, y que tardarán aún un tiempo en hacer su efecto.
Rajoy reconoció que muchos de estos ajustes -entre los que citó la subida del IVA o los recortes en sanidad y educación- "no son amables", "suponen un esfuerzo" y "pueden ser discutibles", pero advirtió de que "lo que no es discutible ni opinable es la necesidad imperiosa de recortar gasto y aumentar ingresos".
En este sentido, desveló que España tendrá que hacer frente el próximo año al pago de 8.000 millones más de lo previsto para abonar los intereses de la deuda emitida, que se suman a los 25.342 millones ya previstos. No obstante, Rajoy dejó claro desde el principio de su intervención que su "mayor preocupación" es la situación de más de 5,5 millones de personas que quieren trabajar.