TOKIO. "Una tendencia a la baja quiere decir que no hay una variación enorme, pero sí una variación negativa", precisó hoy Lagarde con respecto a la publicación, el 16 de julio, del informe del FMI sobre perspectivas de la economía mundial, que aseguró, "será peor que las previsiones publicadas hace tres meses".

Lagarde hizo estas declaraciones durante un foro enmarcado en los preparativos de las reuniones del FMI y el Banco Mundial (BM) en la capital nipona en octubre, durante el que la crisis de deuda que vive la eurozona y su impacto global ocuparon un lugar central.

"Los indicadores, ya sean de inversión, empleo, crecimiento o manufactura, se han ralentizado en algunos sitios o empeorado mucho en otros. Y no solo en Europa, también en EEUU y en emergentes en los que se habían depositado esperanzas, aunque fueran parciales, para salir de la crisis, como China, Brasil o la India", dijo.

La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) también se refirió a la decisión tomada ayer por el Banco Central Europeo (BCE) de rebajar los tipos de interés un 0,25 por ciento hasta el mínimo histórico del 0,75 por ciento y consideró que "debería suponer una señal para todas las economías de la zona".

También subrayó la importancia de que eso se acompañó por una rebaja de hasta el 0 por ciento de la facilidad de depósito, por la que remunera el dinero, "para poder estimular el mercado interbancario, que no está tan activo como debería".

Lagarde elogió los avances logrados en la última cumbre europea en pos de una unión bancaria en la zona euro, aunque recordó que aún hace falta "una aplicación diligente, rigurosa y firme" de lo acordado para "completar la tarea arquitectónica de la eurozona".

En ese sentido señaló que la unión monetaria existente y la prometida unión bancaria deben ir seguidas "de una unión fiscal", y que todo ese proceso debe completarse "a su debido tiempo".

"Esa ha sido y es la forma en la que la zona euro avanza. Demasiado lento para las perspectivas de los mercados, pero lo suficientemente rápido en cuanto a estándares democráticos", aseguró.

Por otro lado, Lagarde alabó a Japón por la fortaleza mostrada para recuperarse del terremoto y tsunami del año pasado, y también por ser el primero en aportar fondos adicionales (60.000 millones de dólares) para el "cortafuegos anticrisis" del FMI y contribuir a que otros países lo hicieran después.

A ese respecto, la exministra francesa recordó que los activos de la institución superan ahora el billón de dólares, lo que significa "una mejora para cubrir las necesidades de todos los miembros, no solo de Europa".

La directora del FMI, que mantuvo reuniones con el primer ministro, Yoshihiko Noda, con el ministro de Finanzas, Jun Azumi, y con el gobernador del Banco de Japón, Masaaki Shirakawa, subrayó que hay dos "problemas potenciales" que amenazan a la tercera economía mundial en caso de que empeore la crisis europea.

El primero es la presión sobre el yen -divisa que el FMI ya considera "moderadamente sobrevalorada"-, que al ser visto como moneda refugio se ha encarecido en el último año con respecto a euro y dólar, lo que perjudica seriamente a los exportadores nipones.

La segunda es que, dado el gran volumen de exportaciones japonesas a Europa, una mayor reducción de éstas debido a un empeoramiento de la crisis "haría mella en el crecimiento" de la economía nipona, que depende del comercio exterior en un 40 por ciento.