Madrid. El presidente Rajoy se ha quedado, una vez más, sin excusas. Pese a la insistencia del Gobierno en las últimas semanas de que la causa principal del acoso a la deuda española era la incertidumbre sobre las elecciones griegas, el resultado de los comicios helenos, con el triunfo de la opción más europeísta, ha venido a poner en evidencia la posición del Ejecutivo.
En una nueva jornada negra para los deuda, el bono español a diez años superó ayer el 7% de interés por primera vez en la era euro y la bolsa española se desplomó casi un 3%. El principal indicador de la bolsa española, el Ibex 35, se hundió un 2,96%, hasta los 6.520 puntos, con todos los grandes valores en negativo y unas pérdidas acumuladas desde principios de año del 23,89%.
Con el bono español en el 7,15%, la prima de riesgo -que mide el diferencial entre la rentabilidad de la deuda alemana a diez años y la nacional- cerró y en un nuevo máximo, 574 puntos básicos, 30 más que al cierre del viernes. No obstante, durante la sesión, la prima de riesgo española llegó a rozar los 590 puntos básicos (588), una cifra insostenible.
Este repunte podría dificultar las dos subastas que tiene previstas el Tesoro Público para esta semana, en las que espera colocar hasta 5.000 millones de euros en letras y bonos.
La victoria del partido conservador Nueva Democracia (ND) en las elecciones griegas, con casi un 30% de los votos, le permite formar junto al socialista Pasok un gobierno dispuesto a aplicar las condiciones asociadas al rescate, lo que resuelve una de las dudas que habían condicionado los mercados en las últimas semanas.
Los analistas coinciden en señalar que el resultado de las elecciones en Grecia resuelve las tensiones a corto plazo, pero no a medio ni largo plazo, ya que el país continúa en una seria recesión económica que impide su recuperación.
Según el equipo de analistas de Citi, el peligro de que Grecia abandone el euro en el medio plazo continúa intacto, porque la amplia representación lograda por la izquierda radical, Syriza, y su "capacidad de organización de protestas en la calle contra nuevas medidas de austeridad" chocará con el escaso margen que tiene el gobierno para modificar el actual programa de rescate. La tensión en el mercado afecta a España y también a Italia, cuyo riesgo país subía ayer a 467 puntos básicos.
Por este motivo, el departamento de análisis de Bankinter considera que la única manera de reducir las tensiones a corto plazo es a través de inyecciones de liquidez del Banco Central Europeo (BCE) "en distintas variantes". En ese sentido, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, reclamó ayer al BCE que responda "con toda firmeza" a la "insistente presión" de los mercados, en los que "persisten las dudas" sobre la capacidad de recuperación de la economía española. El líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, también exigía la inmediata intervención del BCE para frenar la sangría de la deuda española.
Los expertos creen que otro de los temores "es que España sea expulsada del mercado tras recibir ayuda del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF) o el Mecanismo Europeo de Estabilización Financiera (ESM), lo que reduciría el incentivo a intervenir del Banco Central Europeo (BCE) para limitar las rentabilidades de los bonos españoles". Y es que según han coincidido varios analistas, sólo el BCE puede apaciguar al mercado si reanuda las compras de deuda soberana que interrumpió en febrero de este año. Pero el BCE lleva catorce semanas consecutivas sin comprar deuda de los países de la zona del euro, lo que según los expertos, no ayuda a relajar las tensiones del mercado y así, rebajar el interés de la deuda española que, por primera vez, sobrepasa ya el crítico 7%.
El analista de IG Markets Daniel Pingarrón apunta que "continúan pesando las dudas del mercado sobre el futuro del euro", una cuestión que marcará tanto la reunión del G20 que comenzó ayer en Los Cabos (México), como la cumbre europea de la próxima semana. Así, la bolsa de Milán cedió el 2,85% y la de París, un 0,69%, al tiempo que Fráncfort avanzó el 0,3% y Londres, el 0,22%.
En España, con la morosidad bancaria en el 8,72%, los inversores están pendientes del veredicto de las consultoras Oliver Wyman y Roland Berger sobre las necesidades de capital de las entidades financieras españolas, el primer paso para precisar la cuantía que necesitarán solicitar a Europa.