bilbao. Frente a los ajustes que sobrevuelan el Estado español tras solicitar un recate a la banca, Etxaide defiende un cambio de políticas en las instituciones vascas que sirva para salir de la dinámica de recorte, fortalecer los servicios públicos y repartir la riqueza de forma más equitativa.

Dijo hace unas semanas que un rescate a España hipotecaría el futuro de generaciones. ¿Sigue pensando igual?

Este rescate es el mayor fraude que se ha hecho a la sociedad. Por un lado constata el fracaso de las políticas de ajuste de los últimos tres años, que se impusieron con el argumento de que así se evitaría este rescate, que una vez pactado se nos pretende vender como una victoria. Además supondrá profundizar en el camino de los recortes, que no ha hecho sino agravar la crisis. A fin de cuentas, hacen responsable a la sociedad del problema de la banca socializando pérdidas y privatizando beneficios.

Pero dejar caer a los bancos tal vez generaría un problema mayor.

Se nos dice que un sistema financiero fuerte es sinónimo de una economía fuerte, pero esta crisis precisamente ha demostrado lo contrario. Este sistema bancario está dirigido por especuladores, que logran sus beneficios a costa del empobrecimiento de la mayoría y debilitando la economía real. El rescate a la banca es un fraude político, ya que pone todos los recursos del Estado al servicio del sistema financiero. Hasta la sacrosanta Constitución española, que siempre se nos han dicho que es imposible de reformar, se cambió en sólo dos meses para tal fin.

¿Qué cree que supondrá la intervención europea para cualquier ciudadano?

Ya están diciendo que los próximos diez o quince años los recursos que se generen se van a destinar a pagar ese préstamo. No habrá políticas de empleo, ni políticas sociales; los servicios públicos como la sanidad, la educación o las pensiones quedarán en segundo plano. Sin duda es un salto cualitativo en la senda que han seguido otros países hasta ahora, como Grecia.

El PSE asegura que no aplicará más ajustes. ¿Podrá hacer lo mismo el próximo Gobierno Vasco?

Patxi López sabe que el marco jurídico-político actual no permite que en Euskal Herria se desarrollen políticas propias. Es más, López renunció desde el principio a hacer políticas propias. Se ha dedicado a gestionar sus competencias desde la perspectiva del recorte y ha sido pionero en recortes respecto al Estado español. Esta crisis está transformando el marco jurídico-político a favor de una centralización brutal del Estado. Por supuesto que habrá más recortes si no nos sentamos a hablar del marco propio que necesitamos en Euskal Herria.

Algunas medidas del Gobierno Rajoy como la reforma laboral ya afectan a Euskadi.

El Partido Popular ha dado a los empresarios la reforma que siempre han deseado. Es un ataque bestial a los salarios y otros derechos laborales. Establece un nuevo modelo de relación laboral, donde el poder del empresario es ilimitado. Es una agresión directa a la negociación colectiva que neutraliza la capacidad de defensa de los trabajadores, y que roba al ámbito vasco un instrumento indispensable si queremos abordar los debates estructurales que necesita este país.

La patronal vasca está dispuesta a renovar los convenios vascos, pero pone condiciones.

Decir que los sindicatos tenemos que acatar todas sus exigencias no es un modelo de negociación, es un modelo de no negociación. Confebask ha conseguido en Madrid con la reforma laboral lo que ha buscado aquí durante muchos años, que es poder deshacer en las empresas todo lo que reflejaban los convenios vascos.

Si le llamaran desde la patronal para reanudar las conversaciones para volver a intentar un acuerdo sobre convenios, ¿aceptaría reunirse con ellos?

En estos momentos no hay ninguna razón para que LAB vuelva a una mesa que Confebask reventó. La patronal quiere aplicar la reforma laboral hasta sus últimas consecuencias, una reforma que es el modelo de la no negociación. Confebask hizo aquel intento de acuerdo para lograr un respaldo sindical que le permitiera desarrollar la reforma en las empresas vascas con mucho menos conflicto, y para lograr el arbitraje obligatorio. Con esas bases era imposible llegar a un acuerdo. Confebask es un problema político para este país, porque es una patronal al servicio de los especuladores y el sistema financiero, y no atiende a la pequeña y mediana empresa.

Con una ultraactividad limitada a un año, ¿damos entonces por muertos los convenios vascos?

Las patronales vascas han decidido apostar por un modelo que lleva el conflicto a la empresa. Necesitamos un modelo de relaciones laborales propio, hay posibilidades de dar la vuelta a la situación, pero para eso hay que mirar a largo plazo y abordar también qué compromisos van a adquirir los empresarios.

Otro punto de fricción con la patronal es la fiscalidad. ¿Qué modelo quiere LAB?

Queremos una reforma fiscal en profundidad que en primer lugar dé marcha atrás a los cambio introducidos las últimas décadas, que han contribuido a que el dinero se acumule en muy pocas manos, y que sirva para que de verdad la riqueza se reparta equitativamente.

¿En la línea de lo planteado por Bildu en Gipuzkoa?

Las medidas de Bildu van en esa dirección, pero en estos momentos con tomar medidas no basta. La crisis esta absorbiendo la capacidad que tienen esos cambios fiscales de generar recursos, por lo que necesitamos un cambio radical de políticas.

¿Cómo debe orientarse ese cambio que anuncia?

Hay que dar una salida propia y democrática a esta crisis. Eso requiere abordar los debates estructurales que se necesitan y construir acuerdos para un nuevo modelo económico y social. Nadie tiene en sus manos una alternativa definida para salir de esta situación, pero hay que recorrer un nuevo camino y situar las necesidades que tiene la sociedad vasca en el centro de la agenda. Es un planteamiento soberanista porque seguir ligados a la deriva económica del Estado español no va a traer nada bueno y va a arrastrar a Euskal Herria a la misma situación que tenga.

Desde ciertas instancias se está impulsando la marca Euskadi para contrarrestar este efecto.

Sí, pero la marca Euskadi, como la alemana o la japonesa, debe ir ligada a un modelo de país, debe haber un proyecto por detrás que le dé valor a esa marca propia. Vivimos en un mundo interdependiente y las relaciones con el entorno deben ser las adecuadas, pero eso no es obstáculo para construir un modelo propio basado en las potencialidades y recursos de este país. Siempre hemos escuchado que Euskal Herria está en mejores condiciones para abordar esta crisis porque tiene un desarrollo económico diferente al del Estado español. Si un autogobierno nos ha permitido eso, qué no podríamos hacer con la soberanía en su dimensión total.

"Este rescate es el mayor fraude que se ha hecho a esta sociedad y constata el fracaso de las políticas de ajuste"

"Patxi López se ha dedicado a gestionar sus competencias desde la perspectiva del recorte"

"Confebask es un problema político para este país; está al servicio del sistema financiero y los especuladores"