BRUSELAS. A largo plazo y con vistas a la cumbre de líderes europeos de finales de mes, el bloque europeo tiene sobre la mesa propuestas de gran calado para intentar cerrar la crisis del euro, como la unión financiera y fiscal que debería construirse sobre la base de una mayor coordinación de las políticas económicas nacionales.
"Es normal hacer planes de contingencia, es mejor estar preparado", afirma desde el Centro Europeo de Estudios Políticos (CEPS, en sus siglas en inglés) el analista Marco Incerti, a quien no sorprende que oficialmente la Comisión Europea (CE) rehúse referirse a estos preparativos.
A escala mundial, Incerti también considera razonable que los bancos centrales de los países del G20 preparen una inyección de capital para calmar a los mercados por si la mala noticia se confirma, aunque duda de la veracidad de las informaciones que airean planes de este tipo con tanta antelación.
Desde Bruselas se insiste en la misma línea oficial de los últimos meses.
El presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, ha vuelto a recalcar esta semana que el sitio de Grecia está en la zona del euro, siempre y cuando cumpla con los compromisos de reforma contraídos bajo el plan de asistencia financiera internacional, un total de 240.000 millones de euros.
El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, por su parte, insiste en que la solución a la crisis pasa por construir una verdadera unión financiera y fiscal basada en una unión política europea que se refleje en la toma de decisiones, tal y como reclama la canciller alemana, Angela Merkel.
Rehn propone, en este contexto, establecer requisitos comunes de capital para las entidades financieras, una supervisión financiera integrada, una autoridad europea de liquidación de entidades y un esquema único de garantía de depósitos, según indicó hoy en una conferencia en Bruselas.
El Banco Central Europeo (BCE) respaldó hoy mismo estas ideas, al decir que hay que hacer más para lograr una garantía de depósitos, una resolución y una supervisión bancaria más integrada en la zona del euro, por lo que se mostró a favor de una unión bancaria.
Incerti se muestra totalmente de acuerdo con este enfoque -"necesitamos justamente eso, un común denominador político más fuerte"- y asegura que los países comunitarios siguen de momento demasiado centrados en posiciones nacionalistas.
"Todo el mundo intenta dar una buena imagen en casa", sostiene y cita como ejemplo al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, después de anunciarse el pasado sábado la ayuda europea de hasta 100.000 millones a la banca española.
Lamenta además que, antes de conocer las necesidades exactas del sector financiero del Estado, los mercados ya hayan juzgado insuficiente la ayuda europea, como muestran los niveles históricos a los que han llegado esta semana la prima de riesgo del Estado y la rentabilidad del bono a diez años (más de 540 puntos porcentuales y casi en el 7 %, respectivamente).
El Ministerio de Finanzas alemán negó hoy categóricamente que se esté contemplando la posibilidad de que el Estado precise ser rescatada como país.
El riesgo de contagio a Italia es en estos momentos la máxima preocupación en Europa y en el mundo, reconoce el analista de CEPS.
"No hay dinero suficiente en Europa para salvar a Italia", admite Incerti, quien recuerda que se trata de una economía aún mayor que la del Estado (la tercera de la zona del euro) y que, después de comprometer 100.000 millones de euros para la banca de España, los cortafuegos europeos sencillamente no cuentan con recursos suficientes.
Las elecciones griegas del domingo son sólo la primera cita crucial de un apretado calendario hasta finales de mes: los países del G20 se reúnen en México del 17 al 19 de junio, el Eurogrupo y el Ecofin se darán cita en Luxemburgo los días 21 y 22 y, como colofón, los líderes europeos celebrarán un Consejo el 28 y el 29 en Bruselas.