El rescate de la banca española sólo será un paso más en el capítulo de ayudas que los estados europeos han concedido a las entidades del continente desde 2008, año del estallido de la crisis con la caída de Lehman Brothers, según los datos oficiales de la Comisión Europea.
Desde entonces, la banca europea ha recibido ayudas públicas por valor de 1,6 billones de euros, el equivalente al 13% del PIB de toda la Unión Europea. De esas ayudas, según fuentes oficiales comunitarias, 1,1 billones corresponden a avales concedidos y 409.000 millones a medidas de recapitalización y tratamiento de activos tóxicos. Pese a ello, la banca europea -no solo la española- sigue sin sanearse.
Cuando estalló la crisis, mientras España presumía del "sistema bancario más sólido del mundo", los principales países de Europa intervenían masivamente en apoyo de sus bancos. Holanda nacionalizó Fortis, con 16.800 millones de euros, e intervino ING y ABN Amro. En Alemania no se quedaron atrás. Inyectaron más de 31.000 millones de euros para salvar al BayernLB. El banco privado Hypo Real Estate (HRE) tuvo que ser nacionalizado en 2009 después de que el Estado alemán lo avalara con más de 120.000 millones de euros y le inyectara casi 8.000 millones en ayudas directas. En manos públicas ha salido de los números rojos, pero sólo gracias a que hace dos años se deshizo de 173.000 millones en activos tóxicos para depositarlos en un banco malo del que también se responsabiliza el contribuyente alemán. Pese a estos dispendios, el HRE apenas gana dinero y sus responsables temen que sea imposible privatizarlo de nuevo en los próximos años. El Commerzbank, segundo banco alemán por tamaño e importancia, necesitó 18.000 millones de euros en ayudas directas de las autoridades germanas.
El Gobierno británico tampoco tuvo problema alguno a finales de 2008 para poner en marcha un plan de rescate de 50.000 millones de libras -62.000 millones de euros- de las arcas públicas para estabilizar su sistema financiero. El dinero sirvió para comprar acciones en los principales bancos del país con el objetivo de inyectar capital a las entidades y garantizar así sus necesidades de liquidez. Las principales entidades financieras británicas: Abbey, Barclays, HBOS, HSBC, Lloyds TSB, Nationwide, RBS y Standard Chartered se sumaron al plan de ayudas. El Lloyds fue nacionalizado en un 65%, similar situación se produjo en el Royal Bank of Scotland RBS. En total, el Reino Unido movilizó ayudas, avales incluidos, por unos 600.000 millones de euros.
¿Qué pasó en España? Pues que en un error más, las autoridades hicieron caso a los grandes patrones de la banca española, como el presidente del banco Santander, Emilio Botín, que quiso en 2009 aprovechar la coyuntura de debilidad de la banca europea para reforzar su posición internacional. El resultado es que España perdió una gran ocasión para sanear su sistema financiero, ya lastrado por unos activos inmobiliarios sobrevalorados. Ahora la cuenta a pagar será mayor y las condiciones a asumir para acceder al crédito, peores.
Si la situación de la banca española y europea no era la mejor, la de Estados Unidos tampoco era un ejemplo de excelencia. EEUU firme defensor de la no intervención del estado en la economía no tuvo problemas en inyectar masivamente fondos a sus bancos y nacionalizar parcialmente algunas entidades. El Gobierno federal entró en el capital de Citigroup y Bank of America.
En el primer caso, se le dio una primera inyección de emergencia por valor de 25.000 millones de dólares, a la que se le sumó un mes después otra de 20.000 millones. Al mismo tiempo se le dio garantías para respaldar activos por valor de 300.000 millones. Algo similar se hizo con Bank of America, que también recibió 45.000 millones, en parte para digerir la compra de Merrill Lynch y evitar una posible quiebra de este. JP Morgan Chase también recibió fondos pero sin que el Gobierno entrase en el capital. En total, Estados Unidos utilizó 431.000 millones de dólares en ayudas públicas a sus bancos.
El salvavidas del BCE Si la banca europea en general y, sobre todo, la española ha podido aguantar hasta ahora los efectos de la crisis financiera ha sido gracias a la política del Banco Central Europeo de inyectar masivamente dinero en el sistema en los últimos meses gracias al mecanismo llamado LTRO. El Banco Central Europeo acaba de regar el sistema financiero con liquidez por importe de casi un billón de euros a través de ese LTRO. De hecho, la banca española, con los mercados internacionales de deuda cerrados a cal y canto, ha hecho frente a sus compromisos de vencimientos de deuda, gracias al dinero del BCE.
Los bancos y cajas del Estado con más de 184.000 millones de euros en activos inmobiliarios tóxicos en sus balances, según el banco de España, son los que en mayor medida han acudido a los fondos del banco europeo. El dinero solicitado por las entidades españolas al BCE había pulverizado en abril todos los registros anteriores y se había ido hasta los 316.000 millones de euros, de los cuales se han depositado en el BCE 89.000. Ello deja una disposición efectiva neta de 228.000 millones, lo que supone nada menos que el 63% de todo lo dispuesto por los bancos de la zona euro. La dependencia de la banca española del BCE es, por tanto, más que preocupante y de ahí que el rescate no sea más que un paso más en una trayectoria de clara dependencia de Frankfurt.
El LTRO es un método de financiación del BCE con el que prestó dinero a devolver en tres años a un bajo tipo de interés -del 1%- a bancos y cajas europeas. A finales de febrero de 2012, el BCE organizó una segunda subasta de préstamos similar, conocida como LTRO 2. Entre ambas operaciones, la de diciembre y la de febrero, el BCE prestó a la banca del continente cerca del citado billón de euros.