Madrid. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, volvió a descartar ayer que vaya a haber "ningún rescate" a la banca española, justificó la nacionalización de Bankia en que la alternativa era "dejarla quebrar" y reiteró su fallida petición para que la Unión Europea lance un "mensaje claro" de que el euro es irreversible. Es decir, el día en que la prima de riesgo volvió a batir récord (llegó a los 513 puntos y cerró por primera vez por encima de los 500, en 510), el presidente del Gobierno repetía la estrategia que la semana pasada ya no le dio frutos: negar la evidencia de que la banca esta en situación real de riesgo de rescate, defender sus actuaciones como las únicas posibles culpando a la oposición de la actual situación económica y, finalmente, reclamar la ayuda política de Europa evidenciando la paradoja de que es precisamente la estrategia de su principal aliada, Ángela Merkel, la que lo imposibilita.
Otro dato a tener en cuenta. El día que se cumplían los seis primeros meses en el cargo, Rajoy no compareció en el palacio de la Moncloa (sede de la Presidencia del Gobierno), sino que lo hizo en la sede del PP tras la reunión del Comité Ejecutivo Nacional. Curioso que la primera rueda de prensa en España sin estar acompañado por un mandatario extranjero, fuera en la sede del partido.
En la misma línea, el discurso de Rajoy, ideado para transmitir confianza a los mercados, negaba que Cataluña esté en quiebra e intentaba dejar claro que el Ejecutivo no dejará caer ninguna comunidad autónoma ni ninguna entidad bancaria sistémica. Pero los datos volvieron a demostrar que ese esfuerzo fue baldío y que la credibilidad del presidente del Gobierno está bajo mínimos: la prima de riesgo marcaba un nuevo récord histórico, la bolsa caía a mínimos anuales (se desplomó un 2,17%) y las acciones de Bankia volvían a perder hasta un 30% de su valor (aunque finalmente cayeron un 13%).
El discurso El jefe del Ejecutivo comenzó su intervención desgranando las cinco líneas de actuación de su Gobierno, centrado en primer lugar en la reducción del déficit y en las reformas estructurales que seguirán "casi cada viernes".
Seguidamente demandó que la UE también emprenda reformas para avanzar hacia un auténtico mercado único e hizo un llamamiento para que "disipe cualquier duda sobre el euro" y deje claro que es un "proyecto irreversible". El presidente dijo que es necesaria "una apuesta clara, contundente y enérgica por el euro y por la sostenibilidad de la deuda de los países que, como España, están cumpliendo con los compromisos europeos". Destacó que con la prima de riesgo en el entorno de los 500 puntos resulta muy difícil encontrar liquidez con la que refinanciar la "monumental deuda externa acumulada en los últimos años", si bien destacó que las necesidades de financiación "son cada vez menores". El presidente del Gobierno volvió a abogar por facilitar que los bancos europeos puedan acudir directamente al mecanismo europeo de estabilidad financiera, sin que tengan que hacerlo los Estados miembros, cuestión que niega su aliada Merkel. Sobre el tema de Bankia y después de conocerse que la entidad necesitará una inyección superior a los 23.000 millones de euros, el jefe del Ejecutivo garantizó que esta aportación correrá a cargo del Estado aunque "no afectará" a las decisiones de cara a los Presupuestos, en recortes o impuestos, ni "influirá para nada" en los objetivos de déficit. No aclaró sin embargo el procedimiento para esa inversión porque "aún no está decidido".