DONOSTIA. Este testigo, uno de los citados a declarar este miércoles, ha afirmado a preguntas de las partes del caso, en el que también están imputados la esposa de Bravo, Rosa Cobos, y el que fuera su socio Pedro Atristain, que tenía una deuda de unos dos millones con Hacienda.

Según ha indicado habló con su asesor tras recibir una notificación del fisco guipuzcoano al respecto y el "boca a boca" le llevó a saber que "podías hablar con la persona que llevaba la Hacienda de Irun para llegar a un acuerdo sobre el fraccionamiento de la deuda", una práctica "habitual en aquellos tiempos" tanto en el caso de deudas con la Seguridad Social como con el fisco.

"Me habían hablado de Bravo, hablé con él, era un hombre muy amable, las cosas como son", ha señalado. El testigo ha insistido en que tuvo conocimiento de que se podía hablar con Bravo sobre "la deuda" con Hacienda y así lo hizo para que ésta no le embargara sus bienes, ya que aunque su empresa "no era solvente" disponía de "una vivienda y algún bien más".

Además, ha indicado que pagó la deuda tributaria "íntegra pero fraccionada en un año", para lo cual llegó a un "acuerdo verbal" con Bravo. "Pagaba como ciento y pico mil pesetas al mes", ha indicado.