madrid. La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), la francesa Christine Lagarde, desmintió ayer que la cifra de 200.000 millones de euros que se filtró de esa institución no es su estimación de las necesidades en capital de la banca europea, sino que se trataba de "una cifra provisional". "Ha habido un malentendido sobre los 200.000 millones de euros", declaró Lagarde en una comparecencia pública, tras la que no admitió preguntas al término de la reunión de los ministros de Finanzas del G8 celebrada ayer en Marsella, al sureste de Francia.

"El Fondo Monetario Internacional no ha hecho un test de estrés" de las entidades financieras, sino que se está discutiendo sobre "metodología", y las filtraciones que hubo correspondían a "un informe provisional que todavía se está discutiendo" y debería publicarse durante este mes, explicó la exresponsable de Economía del gabinete del presidente Nicolas Sarkozy. Lagarde añadió que, cuando se presente ese estudio, "se precisará la metodología y lo que se está analizando exactamente".

ralentización de la economía Sobre la reunión del G7, los ministros de economía de los países más poderosos han conseguido llegar a un acuerdo de mínimos sobre cómo afrontar la ralentización de la economía global, lo que se puede traducir en admitir que no hay una solución única y que cada país tendrá que combinar medidas de ajuste y estímulo, según su propia situación. Así resumió el ministro francés, François Baroin, quien negó la idea de una oposición entre los europeos, centrados en el ajuste presupuestario para restablecer la confianza frente a la crisis de deuda soberana, y los estadounidenses, favorables a recurrir a estímulos a la actividad ante el preocupante debilitamiento de la recuperación económica. Baroin aseguró que unos y otros toman medidas fuertes para preservar la estabilidad financiera, recuperar la confianza y el crecimiento.