Vitoria. El viernes avisó y ayer, a las primeras de cambio, cumplió. La patronal alavesa SEA no firmará a partir de ahora ningún convenio colectivo que no se ajuste a lo que, entiende, son las nuevas reglas del mercado laboral. Esto es, ligar los salarios a la productividad y no al IPC, trabajar más y, sobre todo, ser mucho más flexible. Todo ello, explicó la semana pasada la patronal, para garantizar un empleo estable y cualificado. "Para garantizar la productividad y la perviviencia de las empresas", insistió ayer a través de una nota.
La primera prueba de fuego para calibrar su catálogo de intenciones en Álava se produjo ayer, durante la negociación del nuevo convenio del sector del metal, que afecta, según la versión de empresarios o trabajadores, a 10.000 o 17.000 alaveses. Y la respuesta fue contundente, enérgica. Las principales centrales -ELA, LAB, CCOO y UGT- la rechazaron de plano por considerarla "retrógrada" y "una burla" para los trabajadores. Hubo quien, como Comisiones Obreras, pidió incluso su retirada "inmediata" al considerar que la propuesta pretende "asiatizar" las condiciones de trabajo en la industria alavesa.
En este contexto y después de lo visto ayer, mucho tienen que cambiar las cosas para que el nuevo convenio llegue a buen puerto, si es que llega. Porque precisamente la desaparición forzosa del mismo sería una de las teorías de ELA, que intuye que la inminente firma del primer Convenio Estatal del Metal entre CCOO y UGT y el Gobierno español es una amenaza muy seria para los trabajadores alaveses. "Es evidente que a SEA no le interesa que alcancemos un acuerdo para aprovecharse después de las bondades de Madrid", criticó la central nacionalista. Sea como fuere, sindicatos y patronal volverán a verse las caras el próximo 31 de mayo.
OBJETIVO DE LA PATRONAL Hasta entonces ambas partes tendrán tiempo de afinar o matizar sus propuestas. "Sobre todo la patronal", arrojan los sindicatos, que entienden una provocación pedir más trabajo por el mismo precio cuando la media que gana un trabajador del metal no alcanza los mil euros, denunció ELA.
El objetivo de la patronal de incrementar la jornada laboral en cinco horas anuales durante 2011, 2012 y 2013 (pasarían de las 1.735 actuales a 1.750) y mantener los salarios ligándolos a la mejora de la productividad es la condición necesaria para garantizar la competitividad del tejido productivo y su nivel de empleabilidad. Otras medidas que SEA ha puesto sobre la mesa perseguirían un aumento del bolsín anual de horas de disponibilidad (de las 70 actuales a 100 horas) y la eliminación del permiso de 240 horas anuales dentro del contrato relevo al entender que constituye "un posible fraude de ley". También presentó ayer a los sindicatos una duración máxima de cuatro años para el contrato de obra o servicio.
A juicio de CCOO, la propuesta "es una burla" para los trabajadores, que recibirían de esta forma la "recompensa" a años de "esfuerzos y sacrificios" tras soportar "centenares de expedientes de regulación de empleo, despidos, descuelgues salariales y una enorme incertidumbre ante la crisis". Para este sindicato el planteamiento está dirigido de forma exclusiva "a rebajar costes mediante el recorte de los derechos de los trabajadores", al tiempo que consideró que la competitividad se gana con inversión productiva, apostando por el I+D+i y por la formación.
Por su parte, ELA advirtió de una situación "crítica" y un convenio "en claro peligro de extinción", mientras que en LAB se abogó por "boicotear" la propuesta de la patronal y movilizarse frente al aumento de la jornada.