TOKIO. El fabricante de productos electrónicos basado en Osaka presentó hoy un plan empresarial a dos años que establece que su plantilla, actualmente de 366.937 empleados, se quedará en 350.000 personas en marzo de 2013.
El pasado 1 de abril Panasonic completó la adquisición de la totalidad de las acciones de Sanyo, que a finales de diciembre de 2009 había convertido en su filial, y también de Panasonic Electric.
A finales de marzo de 2010, esas tres empresas tenían 384.586 empleados pero en la actualidad la plantilla de Panasonic es de 366.937 trabajadores, según las cifras presentadas hoy por la empresa de Osaka al divulgar sus resultados financieros.
Panasonic, primer fabricante mundial de televisores de plasma, no ha detallado dónde aplicará los recortes de plantilla, si bien los medios nipones estiman que serán la mayoría fuera de Japón.
Los costes de reestructuración los estima Panasonic en 110.000 millones de yenes (906 millones de euros) en el año fiscal 2012 y de 50.000 millones de yenes (412 millones de euros) en el ejercicio 2013, que concluye en marzo de 2014.
El presidente de Panasonic, Fumio Ohtsubo, fue el encargado de presentar hoy a sus empleados este plan empresarial bienal, con unos recortes que los analistas estimaban inevitables por la reciente adquisición de Sanyo y de Panasonic Electric.
El objetivo de la compañía de Osaka es conseguir una "estructura óptima" que le permita aplicar nuevas estrategias de crecimiento, así como reorganizar su personal.
Hoy, Panasonic anunció que en el año fiscal concluido en marzo obtuvo un beneficio neto de 74.000 millones de yenes (610 millones de euros), frente a las pérdidas de 103.500 millones de yenes (853 millones de euros) del ejercicio anterior.
En el año fiscal 2010, la compañía logró ventas superiores en un 17 por ciento a las del período anterior, por 8,69 billones de yenes (71.697 millones de euros), gracias a un incremento del 13 por ciento en el exterior y de un 22 por ciento dentro de Japón.
Para el actual año fiscal, Panasonic prefirió no presentar previsiones financieras, dado que desconoce el impacto que tendrá el terremoto del 11 de marzo, que paralizó durante días la producción de muchas fábricas japonesas.