l Una compra más espaciada. Hasta la crisis, los ciudadanos realizaban una compra abundante al mes, y reponían los productos frescos una vez a la semana. Pues bien, ahora optan por apretarse el cinturón y aumenta la compra diaria.

l Cambian los horarios. No sólo ha bajado el número de veces que se acude al súper sino que se han modificado los horarios. Con la incorporación de la mujer al mercado laboral, se compra a última hora de la mañana o de la tarde, tras el trabajo.

l La clave: el precio psicológico. La industria ha decidido explotar los denominados precios psicológicos. El que mejor resultado da es el de 1 euro. Se diseñan estrategias con productos específicos a 1 euro que se sitúan en localizaciones muy visuales dentro de los hiper.

l 'Lleve dos y pague uno'. Ofertas como esta o del tipo Lleve tres y pague dos también dan un excelente resultado. En los tiempos de presupuesto reducido y gastos aumentados, la palabra gratis aparece como redentora para miles de economías domésticas.

l Menos gasto en comida. Los hogares españoles gastaron en 2010 más de 67 millones en comida, un 2,3% menos que en 2009.

l Más pasta y menos huevos. El consumo de pan y huevos cayó en 2010 un 9,3 y 6,2%, respectivamente. Por el contrario, subieron las compras de pastas y arroz, en un 5,9 y 5%, respectivamente.

l La carne flojea. El consumo de carnes presentó en 2010 un comportamiento desigual. La cantidad de carne de pollo vendida subió casi un 5%. El resto de las carnes consumidas en los hogares mostraron una reducción en su consumo, siendo la carne vacuna la que más bajó (6,55) seguida de la de cabra (6,4%) y la carne de cerdo (1%).

l Menos desembolso fuera. El gasto relativo a las comidas fuera del hogar también se ve afectado. Se sale un 20% menos a bares y restaurantes.

l Crecimiento del 'fast food'. Algunos establecimientos de comida rápida se han visto favorecidos por las restricciones económicas y otros han tenido que plantear iniciativas como "menús de crisis".

l Más aperitivos en casa. Otro de los efectos de la reducción del consumo fuera del hogar se ha reflejado en el incremento de la venta de aperitivos. Las palomitas han sido uno de los productos que más se han beneficiado de que los consumidores hayan prescindido del cine a cambio de ver las películas en su domicilio.