vitoria

CADA vez que sube el petróleo, el país las pasa canutas", advertía Alfredo Pérez Rubalcaba, consciente de que los vaivenes con el precio del crudo pueden dar al traste con la esperada recuperación del 2011. Y si la crisis mantiene a España con la soga al cuello, las revueltas en el mundo árabe han apretado más la cuerda y la recuperación se puede esfumar. Ante el cariz de guerra civil que ha adquirido la situación en Libia, el mercado del petróleo teme una crisis prolongada que afecte al suministro mundial y obligue a recurrir a las reservas estratégicas, dos factores que podrían disparar el barril por encima de 150 dólares. Con un crudo por las nubes, -cada vez que sube un 10%, se pierden 6.000 millones de euros-, ahorrar petróleo es un imperativo para paliar este castigo económico. Las medidas del Gobierno pretenden ahorrar 28 millones de toneladas, casi un tercio de las reservas que tienen en estos momentos en sus almacenes las petroleras.

La tiranía del alza del barril de crudo, que se ha encarecido más de 40 dólares en los últimos seis meses, ha devuelto al debate público la dependencia de la economía española respecto del petróleo. No es ningún secreto que España tiene más servidumbres con el crudo que otras economías desarrolladas y que en la comparativa con el resto de países de la UE, sale malparada por sus elevadas compras al exterior. Según los últimos datos de Eurostat, España es una de las naciones que más importa (un 78,1% del total), lo que supone 24 puntos más que la media europea. Por encima de ese nivel, tan solo figuran Malta, Chipre, Lituania, Luxemburgo, Portugal, Italia o Irlanda. Además, la Comisión Europea se muestra pesimista respecto a la reducción de la dependencia española, ya que estima que el porcentaje apenas se reducirá al 74% en 2030.

De Libia procede casi el 13% del petróleo que se trata en las refinerías españolas. El país de Gadafi fue en 2010 el tercero que más crudo exportó a España (por detrás de Irán y Rusia), y las compras aumentaron un 33% en relación a 2009.

En el informe del Observatorio de Energía y Sostenibilidad en España, realizado por la Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad de la Universidad Pontificia de Comillas, los profesores de Economía, Ignacio Pérez-Arriaga y Pedro Linares, sostienen que España no solo importa la mayor parte de su energía sino que la gasta con poca eficiencia.

Y es que cada vez que la espiral del petróleo sube, crece la amenaza de tumbar las economías. «La proyección de la trayectoria del precio del crudo y su impacto en el futuro me resultan imposibles de calcular», ha dicho este mes el presidente de Repsol, Antonio Brufau. Así lo constata también Morgan Stanley, una de las voces más reconocidas del planeta en el mundo del oro negro. Recuerdan sus especialistas que eso fue precisamente lo que ocurrió en 1975, 1980, 1990, el 2000 y el 2008. La única excepción: 1987, un año de estancamiento económico. En la actualidad, tras el respiro de 2009, propiciado por la mayor crisis global desde la Gran Depresión, los precios del crudo llevan dos meses por encima de los cien dólares por barril. Han rebasado la zona de peligro para la recuperación mundial, de la que advirtió en enero la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Más contundente es el economista estadounidense Jeremy Rifkin que ha asegurado en Madrid que "las constantes subidas del petróleo pueden provocar una catástrofe mundial de un día para otro". Los expertos dan por hecho que si la crisis libia se extiende a otros países productores, la recesión (dos trimestres seguidos con crecimiento negativo), apenas olvidada, volverá a hacer acto de presencia. A su juicio, aunque Gadafi caiga ya, a Libia le llevará semanas o meses rescatar la producción perdida. Si las revueltas se extienden a Arabia Saudí, el valor del barril puede subir aún más bruscamente.

medidas de ahorro

Un paquete de medidas como en la crisis energética de los 70

El informe de la Cátedra BP arroja más datos con un diagnóstico demoledor. Señala que la carretera es el sector que devora buena parte de la energía. En 2009, el transporte rodado consumió el 21,8% de la energía primaria total. Además, España es el país de la UE que menos mercancías transporta por ferrocarril, que es mucho más eficiente que el camión para mover grandes volúmenes. De ahí que el paquete de medidas de ahorro energético incida en las carreteras.

De hecho, la reducción a 110 km/h nos retrotrae a la primera crisis energética de los 70. La limitación de velocidad en autovías y autopistas permitirá ahorrar 1.400 millones de euros en importaciones de hidrocarburos o el 3% de estas compras internacionales, anunció esta misma semana el ministro Sebastián, en el Congreso. El límite de velocidad supone un ahorro de 0,72 litros por 100 kilómetros por vehículo y, tomando todos estos datos, se estima un ahorro de 2.434 kilotoneladas de petróleo o equivalentes, o 18 millones de barriles, lo que equivale al 3% de nuestro consumo de petróleo anual", afirmó.

La reducción de 120 a 110 kilómetros por hora en el límite de velocidad en autopistas y autovías propiciará el 75% de todo el ahorro energético previsto por el Gobierno con las veinte medidas aprobadas.

De este modo, los millones de barriles ahorrados con el recorte en el límite de velocidad permitirían a las arecas públicas rascar más euros. Por otro lado, elevar el objetivo del biodiésel al 7% anual podría ahorrar en un año 214.000 toneladas, o el 6,6% del total, mientras que la renovación de los sistemas de alumbrado público evitarán el consumo en un año de 74.600 toneladas, o el 2,2% del total. Otra de las medidas emblemáticas, la del plan renove de neumáticos, ahorrará 1.860 toneladas al año, o el 0,06%, frente a las 53.600 toneladas que supondrá la optimización del espacio aéreo.

l Energías limpias. La escalada del petróleo ha dado nuevos argumentos a los defensores de las energías renovables. El informe "Cambio Global en España 2020 2050" plantea que dentro de diez años estas tecnologías generen el 70% de la electricidad total, y que el porcentaje llegue prácticamente al 100% en 2030. Impulsar el ahorro y la eficiencia energética es la prioridad. Actualmente, el 49% de la energía primaria que se consume en España es petróleo, porcentaje que podría reducirse al 34% en 2030 con las medidas planteadas.

l Renovables. La generación de electricidad con energías renovables evitó que se importasen más de 10,7 millones de toneladas equivalentes de petróleo en 2009, lo que supuso un ahorro de importaciones de combustibles fósiles de 2.137 millones de euros, aproximadamente un 0,20% del PIB. Sin embargo, estas siguen sin ser competitivas.

l Electricidad. En la producción de electricidad, España es mucho menos dependiente del petróleo. Cerca de la mitad de la electricidad que originamos y gastamos proviene de las energías renovables. Según datos de Red Eléctrica de España, en lo que llevamos de 2011 el 38% ha provenido de fuentes verdes, es decir la eólica, la hidráulica y la fotovoltaica. Y ni siquiera es un récord, pues en realidad esa cifra supone un 2% menos que en el mismo periodo de 2010, cuando se llegó al 40%. La gráfica de la generación eléctrica en 2011 muestra que la eólica supuso un 17% en estos dos primeros meses, la hidráulica un 19% y la solar un 2%. Por contra, el gas natural se quedó en el 21%.

l Energía eólica. España ha aumentado tanto su capacidad de producción eólica que, incluso, se ve obligada a apagar molinos, sobre todo de noche, porque sobra energía. Hay que tener en cuenta que la electricidad no se puede almacenar.

l Casas y coches. En urbanismo y edificación, la recomendación es rehabilitar 500.000 viviendas al año hasta 2050 para lograr un ahorro energético del 50%, y que se exija que todas las viviendas nuevas que se construyan tengan una demanda energética un 80% inferior a la actual. En transporte, el informe plantea mejorar la eficiencia en un 22% para 2020, enfatizando en la necesidad de usar vehículos eléctricos.