¿Ha abierto la nueva normativa de la distribución una guerra en la automoción?
Yo no diría tanto, el asunto ni siquiera es nuevo. La norma es consecuencia de una iniciativa que tomó hace ya quince años Faconauto. Queríamos conseguir una normativa en defensa, objetiva y razonable, de los concesionarios ante las marcas ya que en la automoción española no existía amparo legal para los concesionarios.
Ustedes hablan de amparo, pero lo que más suena es que podrán devolver excedentes al fabricante.
Los ciudadanos se han quedado con eso de que ahora puedes devolver los coches que no vendes, pero eso no es algo principal.
¿Realmente es algo secundario?
Sí, sí. ¿Cuándo notas que tienes un vacío legal? Cuando tienes un enfrentamiento serio con la marca. En circunstancias normales no le dices a la marca estos coches no los quiero. Sí es cierto que ha habido algunos casos de marcas que han abusado de esa relación y se han podido pasar puntualmente enviando coches a un concesionario, pero eso no es normal.
En cualquier caso tienen una relación especial con las marcas.
Puntualmente, la marca puede tener un problema de stock o de excesos, pero lo fundamental de la normativa es que protege al concesionario de una posible rescisión del contrato.
Sin embargo, las marcas también han hecho ruido con esa cuestión.
Decir que van a incrementar los precios de los coches en un 10% porque esta normativa les va a costar mucho dinero no es real. Salvo que Anfac quiera llevar a efecto una cancelación masiva de concesionarios, claro. Si no se produce eso, el coste no es tan alto como dicen.
¿Existe riesgo de ruptura?
Los concesionarios no queremos una guerra con nuestras marcas. Defendemos a nuestra marca por encima de todo pero amparados por una normativa. Vivimos con la marca y nunca queremos el mal para ella.
Pero sí hay un enfrentamiento?
Se tienen que sentar las partes como hemos hecho siempre. Por una parte importadores y fabricantes y por otra nuestra patronal.
El sector tiene otros retos.
Hay muchas asignaturas pendientes, como la petición de que se elimine el impuesto de matriculaciones de manera transitoria mientras superamos el bache de ventas actual tan crítico. Queremos seguir yendo de la mano con ellos. La situación es un poco atípica porque ni fabricantes ni importadores esperaban que prosperase esta iniciativa, pero en vez de hacer declaraciones fuera de tono hay que hablar y llegar a acuerdos.
¿Y es posible?
Estamos acostumbrados a trabajar juntos y esta normativa a los concesionarios no nos cambia nada. Si el importador o el fabricante se ven mal reflejados en algún aspecto de la normativa es cuestión de hablarlo y establecer puntos de encuentro. A ninguno de los dos nos interesa la guerra y menos en estos momentos de crisis.
A los fabricantes les cuesta sentarse a hablar.
Tienen que definir su estrategia, pero les interesa sentarse con Faconauto. Cuando nos sentemos, reconduciremos la situación y llegaremos a acuerdos. La relación entre concesionario y fabricante es como la de un matrimonio de toda la vida que no se va a separar al primer problema. Hay que hablar de lo que no funciona.
Pero es llamativo que haya estallado el problema en medio de la crisis.
Porque este es el momento más propicio. Los fabricantes están nerviosos porque no cumplen sus objetivos y a los concesionarios nos pasa lo mismo. Hay mucha tensión y preocupación.