Los problemas más importantes que la Comisión Negociadora vasca tuvo que superar, para llegar a un texto pactado con la del Estado, se centraron en cuatro áreas muy sensibles: la política, la hacendística o tributaria, la de aportación al Estado y la legislativa, dentro de las cuales hubo que acordar cuestiones muy difíciles que voy a tratar de resumir.
Política En el campo político fue necesario resolver dos problemas. Primero, que se asumiera que el Concierto no era un privilegio. Ese fantasma nos persigue permanentemente y todavía aparece, unas veces de forma sutil y otras en su expresión más grosera. Y es que no se acaba de aceptar que el Concierto vasco es una singularidad, con un fundamento histórico que ampara y respeta la propia Constitución española, nunca un privilegio.
tributario El segundo fue mucho más fácil, pues garantizamos que con el Concierto íbamos a ser solidarios con el resto del Estado a pesar de que en ese momento el País Vasco sufría una aguda crisis económica y social que trajo consigo un empobrecimiento brutal. En el campo hacendístico/tributario tuvimos que convencer a los negociadores del Estado de que no íbamos a utilizar el Concierto para crear un paraíso fiscal en Euskadi. Por ello, garantizamos que la presión fiscal efectiva global siempre sería, como mínimo, la media del Estado. Y hoy claramente lo es. En segundo lugar, logramos que los Territorios Históricos contaran con la mayor autonomía normativa posible para regular libremente sus tributos, con un alcance que iba mucho más allá del que se reconocía en el entonces vigente Concierto alavés. Entre otras materias, se pactó capacidad plena en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, un tema menor desde un punto de vista recaudatorio pero políticamente muy sensible, pues la representación del Estado no deseaba, en expresión textual, "que el País Vasco se convierta en un cementerio de elefantes". En tercer término logramos concretar qué significaban algunos conceptos que, por su imprecisión, podían empobrecer el alcance del Concierto y que, además, se usaban como arma arrojadiza para recortar su contenido (entre otros, los de "coordinación con el Estado", "armonización fiscal", y sobre todo, el de "unidad de mercado", hoy tan en boga para atacar el modelo autonómico). Además, se logró concretar cómo se distribuían entre el Estado y las Haciendas los impuestos que se devengaban y recaudaban en territorio común y foral. Se establecieron una compleja serie de "puntos de conexión" y el modelo de "cifra relativa de negocios".
aportación al estadoPero quizá los debates más intensos se centraron en la definición de la aportación de la CAV al Estado. Ante todo, porque había que definir un sistema de cupo de concepción totalmente innovador y lograr, además, que el mismo se incorporase al Concierto. Fueron los puntos más críticos de toda aquella durísima negociación y se acordaron por primera vez en la historia. La metodología pactada garantizaba, por vía indirecta, un nivel de financiación, en cada competencia, equivalente al peso del PIB vasco sobre el estatal, lo cual estaba muy por encima de la dedicación histórica de recursos de los Presupuestos Generales del Estado al País Vasco. Además, como las Haciendas Forales corrían con el riesgo de la recaudación de todos los impuestos en su territorio, la capacidad financiera de las instituciones vascas aumentaba si el ritmo de crecimiento de la recaudación era superior al previsto (y disminuía en caso contrario). En el último ciclo expansivo de la economía vasca esto ha resultado decisivo y ha permitido una mejora espectacular de la cantidad y calidad de los bienes y servicios públicos que han podido disfrutar todos los habitantes de Euskadi. Además de la metodología del cupo, requirió mucho tiempo precisar el porcentaje de contribución al sostenimiento de las cargas generales del Estado no asumidas por Euskadi. Finalmente, se cerró in extremis con el 6,24% que todavía subsiste. Los vascos, que hoy representamos el 4,67% de la población del Estado, pagamos el 6,24% del costo de todas las competencias del mismo que no se han asumido por la CAV (contribuimos, por tanto, con un 34% más que el peso de nuestra población). Como referencia adicional, al 31 de diciembre de 2009, el PIB vasco suponía el 6,23% del total estatal, según el INE.
legislativa Finalmente, propusimos la Disposición Adicional Cuarta sobre la financiación conjunta con el Estado de inversiones a realizar en Euskadi que "por su cuantía, valor estratégico, interés general, incidencia en territorios o por otras circunstancias, recomienden este tipo de financiación". Décadas después, ha permitido la financiación de las obras del TAV que pronto unirá las tres capitales vascas. En el ámbito legislativo se consiguió sacar adelante un tema político clave: su aprobación en una ley de artículo único, sin posibilidad de enmienda, confirmando así que el Concierto era un "pacto" cerrado en la Comisión Negociadora del mismo.Gracias a él, la Euskadi destrozada de los 80 se ha convertido en la CAV más avanzada y en una de las regiones más prósperas de Europa.
* Presidente de la Comisión Negociadora del Concierto de 1981