Vitoria. El tejido empresarial alavés continúa desangrándose a golpe de mercado, cebándose especialmente con algunas de las compañías más históricas de la provincia. Si hace unas semanas este periódico adelantaba el más que probable cierre de la fábrica de bicicletas BH en el polígono de Uritiasolo, donde opera desde 1959, la sentencia de muerte le ha llegado ahora a Ceplastik -antigua Vinilika-, una empresa especializada en la fabricación de plásticos para uso industrial que ayer dio prácticamente por imposible su continuidad de no producirse una inyección de capital que, como mínimo, debería ser de tres millones de euros. "El cierre es completamente inminente. Para el día 20 o 22 de este mes esta empresa estará liquidada", lamentó ayer en rueda de prensa Ricardo Fernádez, delegado sindical de CCOO.
"nefasta gestión" Por el camino, mientras tanto, han ido cayendo también históricas en Álava como Kemen, Saunier Duval o Thayser, al margen de otras tantas como Omega Elevator y Yosu Thermik, que atraviesan graves problemas económicos y financieros que les están obligando a reajustar sus plantillas para tratar de capear el impacto de la crisis. La firma de ascensores Omega, sin ir más lejos, despidió el pasado martes a 14 trabajadores debido a la brutal caída de su cartera de pedidos, de casi el 75% respecto al ejercicio anterior, según recogía la carta de despido que entregó la empresa.
El caso de Ceplastik, sin embargo, resulta llamativo. No hace ni tres años que su planta de Jundiz protagonizó un record de ventas y producción con una plantilla que alcanzó los 200 trabajadores, y en estos momentos se encuentra al filo de la desaparición. Al parecer, su estado, según criticó ayer el comité de empresa, es consecuencia de una "nefasta gestión" de los recursos de la sociedad y un sorprendente y repentino incremento del stockaje del material acabado que alteró la filosofía just in time -pedido a la carta- que tan buenos resultados le había dado a Ceplastik. Los responsables de la compañía calificaron entonces este cambio de proceder como una "estrategia empresarial".
Después de dos ERE de suspensión, la dimisión del Consejo de Administración y un tercer ERE en septiembre de 2009, esta vez de extinción, para 40 trabajadores, hace ahora un año la empresa inició un proceso concursal para tratar de aliviar su "gravísima" situación económica. Un escenario al que que se llegó por "culpa" de la "torpeza empresarial" de la dirección, insistieron ayer los trabajadores. A pesar de la judicialización de Ceplastik, la situación no mejoró. Más bien todo lo contrario. Durante todo este 2010 ha ido perdiendo paulatinamente a sus mejores clientes, lo que ha provocado una ausencia absoluta de carga de trabajo que hace inviable el futuro de la planta. En este contexto, una vez concluido el periodo de consultas el pasado 26 de noviembre, la decisión de la Administración Concursal fue la presentación sin acuerdo de un ERE de extinción para los 119 tranajadores con la idea de cerrar y liquidar los activos de la compañía.
salarios sin sobrar Entre tanto, denunciaron ayer los representantes de los trabajadores, éstos han dejado de percibir por parte de la empresa medio año de salario, además de la nómina de diciembre, la paga extra y el finiquito, al computarse éstos como activos que deberán liquidarse en la sociedad. Y dado que los trabajadores no son en este caso acreedores preferentes -se cobra por generación de deuda-, serán los últimos en cobrar. Asimismo, también denunciaron ayer que la indemnización por la extinción de contratos marcada por la administración concursal representa "el mínimo legal establecido y sin garantía de cobro".
Movilizaciones Por todo ello, el comité ha convocado varias concentraciones, la primera de las cuales tendrá lugar esta mañana en las puertas de la fábrica. El 9 de diciembre se concentrarán en Bilbao y un día después los trabajadores recorrerán las calles de Vitoria con salida en el Palacio de Justicia y llegada en el Gobierno Vasco.