Al calor de la uva y el negocio del vino, hace 120 años que un visionario francés de nombre Frederic y apellido Ramondín asentó en Ibarra (Tolosa) los cimientos de una compañía dedicada a la fabricación de cápsulas para vino, licores y espumosos que hoy, más de un siglo después, se ha convertido en un gigante que coloca cada año en el mercado 1.500 millones de estas unidades. O lo que es lo mismo: cada segundo se abren en el mundo 48 de estas cápsulas fabricadas en su planta de Laguardia, que levantó en 1999 tras una etapa anterior en Logroño. Pero la grandeza de esta firma no termina ahí. Su liderazgo en este sector cuenta con el respaldo empresarial de grupos como Diageo -firma británica líder mundial en la fabricación y distribución de bebidas espirituosas como JB, Smirnoff, Gordon"s, Cacique o Pampero, entre otros-, y su estructura empresarial también presenta un tamaño espectacular a pesar de la crisis.
Sólo en la línea de fabricación de las cápsulas de estaño - la clase que se utiliza únicamente para los productos de más alta gama por su estética, funcionalidad y nivel de seguridad- Ramondín produce más del 50% de toda la producción mundial, es decir, una de cada dos cápsulas que se venden en el mercado es suya. Y hay más. Esta firma alavesa está presente en 40 países, dispone de tres fábricas propias -Laguardia, Tosse (Francia) y Mendoza (Argentina)- y cuenta con una cartera de más de 10.000 clientes. Entre ellos, nombres populares como el actor francés Gerard Depardieu, el director de cine Francis Ford Coppola o el ex presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter. En cuanto a su plantilla, Ramondín emplea en estos momentos a 500 trabajadores en todo el mundo, de los que cerca de 300 se encuentran en territorio alavés, concretamente en el polígono de Casablanca. A pesar de la crisis, la compañía no sólo no ha reducido su plantilla, sino que ha logrado aumentarla, aunque de forma casi simbólica. La razón para este inusual fenómeno en estos días ha sido un ERE basado en el modelo alemán, un sistema que permite que las empresas puedan reducir la jornada laboral a cambio de que el Estado compense a los empleados por las horas no trabajadas. Este modelo mantiene vivas a las empresas y evita el aumento del paro.
Una plantilla flexible Para el director general de la compañía, José Miguel Munilla, el éxito global de la compañía ha sido posible gracias al "esfuerzo" y el "respeto" de una plantilla que ha sabido adaptarse y entender los tiempos. En su liderazgo también hay mucho de la llamada doble i, internacionalización e investigación. De la primera habla bien claro un dato. Ramondín exporta en estos momentos el 75% de su producción, lo que le permite estar presente en todos los países productores de vinos y licores. Su centro de decisión, no obstante, continúa estando en Laguardia.
El ámbito de la investigación e innovación es igualmente "clave" para la competitividad de la empresa, que aplica esta fórmula (la I+i) tanto al producto como a los procesos -Ramondín dedica buena parte de sus recursos al desarrollo de su propia maquinaria, instalaciones procesos necesarios para el desarrollo del negocio como las decoraciones singulares, pinturas al agua, tintas invisibles, sistemas antifalsificación, holografía...- como a las políticas de responsabilidad social. El hecho de ser la primera empresa vasca en conseguir el certificado de huella de carbono, una metodología que permita calcular sus emisiones de gases de efecto invernadero y determinar su afección al medio ambiente, es un ejemplo.
Pero ahí no acaba todo. Su proceso productivo, también clave, es integral. Quiere esto decir que Ramondín es capaz por sí misma de completar todas las etapas que exige la fabricación de una cápsula sin la necesidad de contratar empresas auxiliares. Esto da lugar a una especie de empresa Babel donde uno puede encontrarse con técnicos electrónicos que diseñan sus propios programas, hasta diseñadores y artistas capaces de crear cualquier tonalidad que requiera un cliente. De tonos rojos, por ejemplo, la compañía cuenta hoy con 3.000 referencias distintas.
tres millones para la tapa rosca Su última gran apuesta en este campo la presentó el pasado miércoles ante el consejero de Industria, Bernabé Unda. Ramondín ha comenzado a fabricar la tapa rosca, una nueva línea de negocio que cuenta con la colaboración del Ministerio de Industria y en el que ha invertido tres millones de euros. La apuesta por este revolucionario revestimiento permitirá a la firma alavesa ganar cuota de mercado y dar respuesta a la demanda de una solución en continuo crecimiento que ya alcanza los 3.100 millones de unidades en el mercado mundial del vino, con tasas de crecimiento superiores al 20%. Australia, Nueva Zelanda o Sudáfrica hace tiempo que optaron por este producto. "Sois un ejemplo y os felicito por conseguir un modelo empresarial tan competitivo; os animo a que divulguéis esta experiencia", reconoció el propio consejero Unda el pasado miércoles durante su visita.