madriD. El BBVA prevé que la reducción del déficit público este año y el próximo será unas décimas menor que la prevista por el Gobierno, de tal forma que en 2010 bajaría hasta el 9,6% del PIB, y en 2011, hasta el 6,6%, frente a los cálculos del Ejecutivo del 9,3% y el 6%, respectivamente. Así consta en el informe Situación España del BBVA, correspondiente al segundo semestre del año, que considera que se podrá recortar el déficit hasta el 3% del PIB en 2013, si bien difiere en el ritmo de reducción.

Según el estudio, la consecución del objetivo a cuatro años es factible si todos los niveles de las administraciones públicas adoptan un "compromiso firme y riguroso" de contención del gasto corriente. En este sentido, la entidad propone que se determine un techo de gasto para las comunidades autónomas como medida adicional de control del gasto público.

De acuerdo con los cálculos de consolidación fiscal del BBVA, el ajuste que habría que hacer entre 2012 y 2013 sería de 3,6 puntos porcentuales, de los que alrededor de 1,5 puntos podrían resultar innecesarios si se realizan las reformas estructurales pendientes, lo que aceleraría la recuperación económica. Del ajuste fiscal planteado por el Gobierno, el economista del BBVA Rafael Doménech valoró especialmente que se haya hecho por el lado del gasto en lugar del de los ingresos, dado que así tiene mayores posibilidades de éxito.

La profundidad de las reformas laboral y financiera tendrá una incidencia fundamental en la recuperación de la economía española, según el BBVA, que considera que el PIB caerá este año el 0,6%, mientras que en 2011 crecerá el 0,7%, previsiones en las que no se han tenido en cuenta las reformas pendientes. Doménech destacó que el crecimiento de 2011 estará en función de si esas reformas son o no ambiciosas y añadió que en el caso de que sí lo sean, en 2013 el crecimiento se situaría en tasas cercanas al 3%. BBVA considera como "ambiciosa y eficaz" aquella reforma laboral que elimine "ineficiencias" como la dualidad existente entre contratos temporales e indefinidos, apostando por éstos últimos como primera opción, abaratando el despido y clarificando las causas del despido objetivo.