El martes después que el pasado mes Juan Ramón Quintás presentase su dimisión al frente de la patronal, el sector deberá además elegir a un nuevo presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), que deberá enfrentarse el reto de las fusiones y las características del nuevo escenario financiero. La recesión económica, la crisis financiera internacional que afecta a España con especial intensidad desde 2008, y la intervención de Caja Castilla-La Mancha por parte del Banco de España, provocó que el Gobierno y el supervisor promovieran en 2009 una reestructuración en la que están inmersas más de una veintena de cajas. Esa reorganización debería concluir en el primer semestre de 2010, pero el sector considera ese plazo demasiado optimista.
Sea cuando sea, una vez finalice este proceso, España pasará de tener 45 cajas a 20, tal y como prevé el presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato, ó 25, según el director general de la CECA, José Antonio Olavarrieta. El objetivo de esta reestructuración es convertir a las cajas en entidades más solventes y así contar con un sistema financiero más fuerte y saneado, y capaz de financiar a familias y empresas. Las cajas han reconocido que la reordenación se aceleraría con una reglamentación clara sobre los Sistemas Institucionales de Protección (SIP), las conocidas como "fusiones frías".
El 9 de abril, el Consejo de Ministros aprobó un decreto ley con medidas para hacer frente a la crisis, en el que se incluía algunos aspectos novedosos sobre los SIP, como que aquellas entidades que decidan compartir riesgos con la creación de este instrumento tendrán que permanecer unidas al menos durante 10 años. El origen de las cajas de ahorros españolas, que nacieron con retraso respecto al resto de las europeas, se enmarca en una sociedad que fue castigada por la Guerra de la Independencia.
El objetivo de su creación era luchar contra la usura que sufrían los pequeños agricultores en las épocas de malas cosechas, así como para educar al pueblo en el ahorro y realizar una labor social en los ámbitos territoriales donde operaban.
La primera Caja de Ahorros española como tal fue fundada en 1834 en Jerez de la Frontera (Cádiz) y a ella le siguió, cuatro años después, la de Madrid.
Entre 1838 y 1850 se crearon 12 cajas, un número que aumentó a 21 entre los años 1851 y 1879, llegó a 65 en 1900 y que superaba el centenar veinte años después.
Actualmente, las cajas de ahorros representan la mitad del sector financiero español, aunque en los últimos treinta años han desaparecido casi 40 entidades.