El Tour es un gran reto para nosotros. Supone un trabajo de orfebrería fina. Creo que aún no somos conscientes de lo que se nos viene encima, lo que supone uno de los eventos más grandes del mundo. No nos damos cuenta de lo que puede suponer para nuestra imagen exterior. Se trata de una enorme proyección internacional. El Tour nos está exigiendo muchísimo en distintos ámbitos”, aseveró Bingen Zupiria, consejero de Cultura y portavoz del Gobierno vasco, cuando se presentaron los hitos que desembocarían en la Grand Départ. El Tour es una realidad. El gigante está aquí.
Encontrar los espacios necesarios para encajar el Tour, que no sólo es un pelotón de ciclistas, ha sido el gran reto al que han debido hacer frente las autoridades vascas, que crearon un equipo de trabajo específico para adecuar el Tour a la geografía de Euskadi, protagonista rutilante de la Grande Boucle. El recorrido en sí no es lo que más preocupaba a las autoridades vascas para satisfacer las demandas de una carrera pantagruélica en su concepción, que necesitó tiempo para concretar dónde se instalaría la meta de la etapa con final en Bilbao.
“En las primeras visitas no veían en sitio exacto por el espacio necesario. Se desestimó la Gran Vía por falta de espacio. Donde la Vuelta cabe, no entra el Tour. Así que finalmente surgió la opción del Parque Etxebarria, un espacio diáfano para situar la llegada con toda la infraestructura que ello conlleva”. El verdadero desafío, amén de asuntos derivados de la seguridad o el cierre de carreteras por las que transitará la carrera, era encontrar los lugares capaces de sostener la estructura del Tour, un evento desmesurado.
El Tour de francia mueve a más de 4.000 personas; las cifras de sus necesidades resultan mareantes
La carrera francesa no encuentra parangón debido a su gigantismo. Es una ciudad en movimiento. De mudanza. La trashumancia de miles de personas y cientos de vehículos, además de la infraestructura necesaria para enfatizar uno de los mayores eventos deportivos. Su tamaño exige medidas extraordinarias y al Tour no le sirven las referencias ni de la Vuelta ni de la Itzulia, las pruebas que surgen como metro patrón en el ciclismo estatal
En realidad, nada es comparable al Tour, un evento que precisa un plan de choque específico para adaptarse a él porque moviliza unas 4.000 personas. La carrera es como esos convoyes de cargamentos especiales que transportan piezas de tamaños descomunales y que exigen ingenio, una hoja de ruta muy detallada y espacio, mucho espacio, para salvar los obstáculos que se presenten en el recorrido. “Lo que le sirve a la Vuelta, no le vale al Tour. No son comparables en cuanto a necesidades de logística y eso lo cambia todo. Principalmente ese es el gran reto, dar respuesta a esa demanda de cómo dar una solución a la infraestructura que acompaña al pelotón”, explican a este periódico las fuentes consultadas. En realidad, ser capaces de dar respuesta a la dimensión de esa carrera en paralelo a lo meramente competitivo es el desafío al que se miden desde las instituciones vascas con la llegada del gigante amarillo.
LAS CIFRAS DEL TOUR
176 Corredores. El pelotón del Tour está formado por 22 equipos de 8 ciclistas cada uno.
450 acompañantes. Entre auxiliares, directores, mecánicos de equipo...
300 agentes del orden. Trabajarán permanentemente para controlar la seguridad del Tour de Francia. 1.700 efectivos de la Ertzaintza y 1.800 voluntarios se movilizarán en las etapas vascas.
28.000 efectivos más. Entre oficiales de policía locales, gendarmes y bomberos desplegados a lo largo de toda la ruta de la carrera francesa.
500 miembros de organización. 100 miembros permanentes de la organización de la carrera y 400 colaboradores.
Servicio médico. El entramado médico que acompañará a la carrera estará formado por 7 ambulancias, 1 moto y 2 coches médicos. Habrá 11 doctores (de todas las especialidades), 6 enfermeras, 1 camión de radiología. Existirá también un puesto sanitario avanzado y una docena de ambulancias, además de helicópteros, drones y dotaciones de bomberos (120 efectivos por etapa).
7 hectáreas. Para organizar el área de meta en cada una de las etapas.
4.400 señales de advertencia. Colocadas en puntos de potencial peligro para los ciclistas.
6.000 metros de vallas. En las zonas de salida y meta de cada una de las etapas del Tour. 1.000 metros son las que se sitúan en los finales de etapa para proteger a los corredores.
180 camiones. Son necesarios para transportar cada día la logística que mueve la carrera francesa.
150 vehículos de caravana publicitaria. El desfile, de 10 kilómetros, dura 30 minutos. Participan 480 azafatas. Hay 55 personas encargadas de su seguimiento y cuenta con 120 responsables de logística y mecánicos.
Emisión de TV en 190 países. 100 cadenas retransmiten el Tour, 60 de ellas en directo. 7.800 horas de televisión en directo en todo el mundo.
Periodistas: más de 2.000. De prensa, tv y radio.