EEl Tour se eleva hacia las alturas desde la Grand Départ de Euskadi. La etapa de Bilbao acumula más de 3.000 metros de desnivel. El Tour mira al cielo. Tras las jornadas vascas, las puntadas de la carrera hilarán hacia los Pirineos con el Saudet y el Marie Blanque para finalizar en Laruns. En la siguiente jornada asoma Cauterets previo paso por el Aspin y Tourmalet. El aroma del Tour sigue con el Puy de Dôme (13,3 kilómetros al 7,7% de desnivel), que retorna a la carrera. Su última aparición data de 1988. Se disparará la segunda ráfaga del Tour con la metralla de Jura. Aguarda el asalto al alto del Grand Colombier (17,4 kilómetros al 7,7%) tras una etapa exprés para continuar en los Alpes con llegadas en Morzine tras ascender Cou, Feu, Ramaz y el Joux Plane. Una jornada con 4.400 metros de desnivel.
Después espera Saint Gervais, en el campo base del portentoso Mont Blanc con el Croix Fry y Forclaz. El tramo definitivo del Tour, se activará con una contrarreloj individual de sólo 22 kilómetros previa a una llegada a Courchevel. El pelotón se enfrentará al col de la Loze, con sus 2.304 metros de altitud y rampas al 20%. Antes enlazarán Saisies, Roselend y Longefoy. En total más de 5.000 metros de desnivel. Será la etapa reina. Quedará la opción de Le Markstein, en los Vosgos, será la última clave montañosa con el Ballon de Alsacia, el Croix des Moinats, el Petit Ballon y el Col de Platzerwasel, 7,1 km al 8,4 %. Luego sólo queda París.
