este pasado domingo 29 de diciembre amanecía con una densa niebla que a duras penas permitía ver diez metros por delante. A pesar de ello a eso de las diez y media de la mañana me dirigía hacia la localidad alavesa de Nanclares de la Oca, con el fin de disputar la penúltima prueba -queda la San Silvestre de hoy martes en Vitoria- de este prolífico 2019 en cuanto a carreras se refiere.

En esta ocasión, con motivo de la sexta edición de la San Silvestre de Iruña Oka, el reto era bien bonito porque el protagonista no era yo, sino dos chicas que hacen su incursión en el mundo de las carreras y en esta prueba que va ganando peso en el calendario de los corredores alaveses iban a tener su primer dorsal en el pecho. Como si de un buen presagio se tratara, esa densa niebla que cubría todo el cielo justo al entrar en el pueblo desaparecía, dejando pasar los rayos del sol y permitiendo contemplar un precioso cielo azul. Una vez aparcado correctamente el coche me acerqué al polideportivo en busca del dorsal. Allí, después de mirar en el listado mi número unos amables voluntarios, me lo dieron. Cuando me disponía a salir por la puerta aparece nuestra primera protagonista Naia, la cual tuvo que sumar a sus nervios el no verse inscrita en el listado, pero después de unos momentos de duda, todo fue solucionado por la gente de la organización. A Naia le acompañaba su padre, para intentar poner un poco de tranquilidad en esos momentos.

Aprovechamos para coger el dorsal de nuestra segunda chica protagonista, Nekane, a la cual nos encontraríamos justo afuera, también bien rodeada de su familia, en este caso de sus padres y su prima (me queda la espinita de no conseguir que ella corriera, pero ya habrá más ocasiones). Después de tomarnos un café para hacer frente a los 3 grados que teníamos y de reunirnos con Asier, gran culpable de que estas dos chicas corran esta carrera, ya sí que sí, nos despojamos de la ropa de más abrigo que llevábamos y nos dirigimos a la línea de salida de esta bonita prueba.

Un gran ambiente Casi todo el pueblo estaba allí reunido. ¡Menudo ambiente que había! Tocan los saludos de rigor con gente conocida, al final coincidimos muchos en estas carreras y siempre es bonito, y más en estas fechas, desear suerte y aprovechar para felicitar el año nuevo que tenemos ya encima. Llega la hora de la salida y tanto Nekane como Naia están nerviosas, se nota en que no paran de moverse a un lado y a otro, mirando a diestro y siniestro, seguramente buscando esa mirada cómplice con sus familiares.

Suena el pistoletazo de salida y allí que vamos. Los primeros quinientos metros son sencillos por una amplia calle, la central del pueblo, y sobre asfalto. Se las ve bien, este inicio fácil ha servido para quitar los nervios e incluso les tengo que avisar que regulen, ya que han salido bastante rápido. La carrera no es muy larga, pero sí que es un sube y baja continuo e intentar llevar un ritmo lo más estable posible va a ser importante. Termina la recta y con un giro a la izquierda afrontamos una subida de más o menos seiscientos metros para ir a buscar la vía verde que une Mandaita con Trespuentes y por la cual vamos a correr bastante tiempo.

La subida se hace notar, pero estamos al principio y entre que tenemos fuerzas de sobra y la ilusión se hace menos dura y llegamos arriba de la misma con un buen ritmo, quizás un poco más veloz del esperado. Ahora, una vez cogida la vía verde, el terreno cambia y se convierte en una preciosa pista de tierra por la cual vamos a transitar hasta el pueblo de Víllodas. Son algo más de dos kilómetros preciosos en cuanto a recorrido. Se suceden las bajadas con las subidas, bajamos soltando piernas de forma suave y subimos con zancada corta para hacer más llevadera la misma. Por el camino, al no haber niebla, podemos contemplar la antigua cárcel de Nanclares de ña Oca desde otra perspectiva, así como algún que otro meandro del río Zadorra el cual en este primer tramo nos acompaña a nuestra derecha todo el rato.

Durante este tramo, también nos cruzamos con la gente de la marcha, los cuales han salido una hora antes y ya encaran la parte final de su recorrido. Se trata de una gran idea el que la marcha salga antes ya que nuestros ánimos hacia ellos son correspondidos por gritos de aliento hacia nosotros. Todo ello hace que el camino, ya de por sí complicado por no ser llano, sea algo más cómodo. Nuestras dos protagonistas, siguen a buen ritmo, notando alguna subida complicada en las piernas pero con el ánimo intacto y disfrutando bastante de la prueba hasta el momento.

El momento más complicado Llegamos a Víllodas y aquí nos tocaría vivir el momento mas crítico de la carrera. Tras superar una durísima cuesta de asfalto hasta la parte alta del pueblo, a Naia se le hace más duro de lo normal y tiene que pararse. Comenta que no le entra el aire y que no puede seguir. Nos dice que tiremos para adelante, que ella cuando pueda ya continuará. Por supuesto, no le hacemos caso ni Nekane ni yo y después de tranquilizarla y de andar unos metros con la finalidad de que recupere el resuello comenzamos de nuevo a trotar muy suave, buscando que además de recuperarse físicamente lo haga mentalmente y vea que simplemente ha sido un pequeño bache. Seguramente se ha debido a llevar un ritmo quizás excesivo en esta primera parte, pero lo importante es que estamos de nuevo en carrera y unos cuantos metros más adelante esa sonrisa característica en ella volvía a aparecer en su rostro.

Por su parte Nekane va muy bien, quizás tiene un puntito extra de fortaleza en comparación con Naia, pero cuenta con su talón de Aquiles, que no es otro que el flato, una dolorosa molestia en la zona de los ligamentos que unen el diafragma con el estómago. A pesar de ser pasajero ya le ha causado más de una mala pasada en algún entrenamiento. Por el momento no cogemos agua en el avituallamiento y sin rastro de flato y con alegría en nuestros rostros vamos a por la segunda parte de la prueba.

Rodeamos Víllodas y a la altura de la ermita de San Pelayo cogemos el camino de vuelta buscando ya con nuestro ojos la línea de meta. Este tramo lo hacemos más tranquilos pero la sensación es muy buena, no dejando de correr en ninguna de las dos duras cuestas que teníamos por delante. Incluso podemos adelantar alguna posición en carrera. Todo esto hace que nuestra moral suba y sin darnos cuenta estamos ya en la bajada que nos va a conducir a la llegada.

El momento de disfrutar Es el momento de dejarlas solas. Justo en la recta de meta me adelanto con el objetivo de que vivan por ellas mismas el momento de entrada en meta. Parece que han disfrutado a pesar de algún pequeño mal momento ya que su cara de felicidad con una sonrisa de oreja a oreja lo dice todo. Yo por mi parte, al igual que el montón de gente allí concentrada y como no sus familiares sólo podemos aplaudir esta llegada.

El tiempo es lo de menos, pero han sido 52 minutos los que hemos tardado en recorrer los más de ocho kilómetros y medio con cuestas variadas, lo cual está muy bien y además en una posición muy aceptable. Han llegado la 205 y 206, de los más de 240 participantes, no está nada mal para ser su primera carrera cronometrada. Es para sentirse muy orgulloso. Zorionak neskak! En la línea de meta llega el momento de los abrazos y besos con los familiares, que no dejan de decirles lo bien que lo han hecho. Asier por su parte hace rato que ha llegado a meta, ya que lo ha hecho en el puesto 51. Zorionak a ti también.

Una vez terminada la carrera toca comentar la misma, pero esta vez hay algo más que reclama nuestra atención. Se trata de la enorme barbacoa que han montado en la plaza y a la cual estamos todos invitados. Panceta, txistorra y salchichas recién asadas hacen nuestras delicias y es una gran manera de recuperar las fuerzas perdidas minutos antes.

Tengo que recalcar la gratuidad de todo esto, tanto la carrera, como la marcha, como la barbacoa, así como una carrera infantil y el sorteo de regalos varios entre todos los participantes. Encima a los tres primeros llegados de las carrera masculina y femenina, y al primer chico y chica del pueblo, les ha caído un premio en metálico. Lo cierto es que, y ya lo puse en la previa, muchas carreras tendrían que aprender de esto. Un pueblo volcado, una organización de diez, multitud de regalos, barbacoa, un recorrido precioso y el único coste que he tenido es el de la gasolina que he gastado para acercarme hasta aquí. Mi más sincera felicitación a la organización por todo lo conseguido y es que menudo ambiente había en Iruña Oka.

En lo que a los primeros puestos de la carrera, comentar que solo un segundo de diferencia separan a Urko Herrán, ganador a la postre, de Iker Ortiz de Zárate. En tercer lugar a unos veinte segundos llegó Alberto Díaz. En chicas el triunfo fue para Claudia Anduaga, con Pilar Morán y Yaiza Cristóbal en segunda y tercera posición respectivamente.

Sin duda un gran final de año el vivido en la San Silvestre de Iruña Oka. Este humilde relator se despide hasta 2020. Realmente serán pocos días, ya que antes de que acabe enero tomaremos parte en la primera carrera del año. Será en Sodupe en la Negu Trail. Tendré la oportunidad de subir al monte Eretza, todo un clásico en la orografía vizcaína, así como de disfrutar de sus senderos y caminos. Quién sabe si también nos acompañará la nieve.

Agradecer por ultimo a Nekane y Naia el permitirme acompañarlas en esta su primera carrera y espero que no sea la última y quién sabe si podremos contarlo. Zorionak denori eta urte berri on!