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Alain Fontecha y Eneko AlonsoOrganizadores y creadores del otso Vi Half gasteiz

“Lo más importante son los triatletas populares que trabajan ocho horas y se dejan la vida para llegar a estas pruebas”

Los creadores del OTSO vi half gasteiz, Alain Fontecha y Eneko Alonso, analizan lo que puede dar de sí este sábado la cuarta edición de un evento cada vez más consolidado que volverá a dar colorido y ambiente a la ciudad

“Lo más importante son los triatletas populares que trabajan ocho horas y se dejan la vida para llegar a estas pruebas”DNA

La popular prueba alavesa ha duplicado inscritos desde que comenzó hace cuatro años. En esta edición ha agotado los dorsales y hasta 830 deportistas lucharán por su txapela. A pesar del crecimiento, sus organizadores, Alain Fontecha y Eneko Alonso continúan con ganas y ambición para hacer crecer una prueba en la que la clave del éxito radica en cuidar con mucho mimo a los corredores, que son los verdaderos protagonistas.

Ahora que queda ya muy poco, ¿Cuáles son sus sensaciones de cara a esta cuarta edición del VI Half Gasteiz?

Te diría que como todos los años. Aunque es cierto que en cada edición nueva tenemos más experiencia y eso nos ayuda a gestionar todo mucho mejor. En esta recta final siempre lo que tenemos son ganas de que llegue ya el día para vivirlo de forma muy especial. Lógicamente, es inevitable tener esos nervios para intentar tener todo controlado para que el evento salga bien.

Desde fuera existe la sensación de que el VI Half no deja de crecer y tiene un techo muy grande. ¿Tienen la misma percepción desde dentro?

No sabría decirte, pero sí que es cierto que este año hemos tenido la gran noticia de que hemos agotado los dorsales. Por eso mismo, nosotros nos sentimos con mayor responsabilidad porque viene muchísima gente de fuera y cuantos más deportistas hay, el nivel sube y por lo tanto la responsabilidad aumenta. Tenemos esa mezcla de ganas de que llegue el día y también de responsabilidad por lo que conlleva un evento de estas magnitudes y poder estar así a la altura de una carrera que creemos que se ha convertido en un referente.

Se han agotado los dorsales. ¿Eso es buena señal?

El crecimiento ha sido muy grande porque el año pasado ya tuvimos la cifra de 740 deportistas y viéndolo con perspectiva se puede pensar que no es tanto lo que se ha crecido, ya que en esta edición somos 830. Sin embargo, no solamente hay que tener en cuenta los dorsales, sino los corredores que están en la lista de espera, donde hay alrededor de 300 deportistas. Tenemos la sensación de que la prueba se ha instalado en el calendario como un referente nacional y poco a poco vamos consiguiendo que sea a nivel internacional y tenemos mucha ambición. 

¿Cuentan esta vez con triatletas de muchas nacionalidades?

Sí, tenemos 4 ó 5 corredores de primer nivel y deportistas que vienen de Taiwan, Francia, Bélgica, Suiza. Y luego toda la participación nacional y local que es increíble, porque además, les compiten de tú a tú. Este año quizá no hay una figura de la magnitud de Javi Gómez Noya o Eneko Llanos, pero sí que tenemos a corredores de primerísimo nivel que van a luchar por esa ansiada txapela. Además, todos los años tenemos deportistas de élite, como la primera ganadora de la txapela Sara Loher, o Marta Sánchez, que es una referente mundial, o Helene Alberdi. En ese sentido, estamos muy contentos porque no es fácil tenerlas cada año aquí por el calendario, pero intentamos atraerles cada edición y su presencia nos hace muy felices.

¿Cuál es el objetivo más prioritario en este instante? 

Nuestro objetivo desde que comenzó esta aventura es que este evento no sea una moda pasajera, sino que sea un referente para que cada año todos los corredores, populares o profesionales, cuando preparen el curso, tengan en mente el VI Half Gasteiz y que tengan una “X” en su calendario.

¿Cuáles son los siguientes pasos que desean dar?

Lo más importante es no perder nuestra filosofía. Yo siempre digo que el éxito más allá del reclamo de corredores de primer nivel, lo más importante son los triatletas populares que son los que trabajan 8 horas y aún así sacan tiempo para poder entrenar y se dejan la vida para poder llegar a estas pruebas. Ellos son los que realmente nos encanta valorar porque sin ellos no sería posible organizar este tipo de eventos. La cercanía, la proximidad, cuidar todos los detalles y el preocuparnos por ellos. Todo ello es la base sobre la que se sostiene esta carrera. Luego, podemos mejorar la experiencia que rodea este fin de semana y podemos añadir ciertas cosas para crecer, pero sobre todo lo más importante es que los circuitos sean bonitos, seguros y fiables. La idea es disfrutar de la experiencia de venir un fin de semana a Vitoria, con lo que ello supone para la ciudad y nuestro territorio. Todos esos ingredientes hacen que sea una prueba que la gente marque en el calendario. Para ello tenemos que seguir trabajando con mucha cercanía y cariño.

¿Existe alguna novedad este año?

Escuchamos mucho lo que nos cuentan los corredores y voluntarios de otros años de la experiencia que tienen. Todos los que nos ayudan también aportan su granito de arena para mejorar el evento e intentamos reforzar esas zonas que nos comentan. Nuestra idea es mejorar cada año con lo que nos dicen y el resultado que queremos ofrecer siempre es que los corredores tengan el mejor servicio y se sientan atendidos en todo momento. 

¿Cuál es el momento de mayor estrés: el día de la prueba o los meses de la organización? 

Difícil de decir (risas). Es un proceso tan largo y son tantos meses de trabajo que hay varios puntos. En octubre cuando nos ponemos a ello, hay mucha gente que se echa las manos a la cabeza porque nos dice que es muy pronto, pero ni mucho menos. La prueba a los 15 días de acabar, ya hay que ponerse a funcionar y trabajar. Yo el día de la prueba no sé si decir si es el momento más tranquilo, porque también estás pendiente de que salga todo bien y en especial de que no haya ningún accidente y los corredores puedan cruzar esa meta felices. Eso es posible porque tengo mucha confianza en el grupo humano que tenemos trabajando y colaborando con nosotros. Eso da mucha tranquilidad, ya que son autosuficientes y están muy volcados con el evento. El último día es como poner la guinda al pastel. Los momentos más tensos quizá son los meses de la organización, porque siempre recordamos entre bromas que nosotros también tenemos vida, trabajo y situaciones personales a las que tienes que sumar la tensión de organizar un evento así. 

¿Cuál es el peor momento que recuerdas de estos cuatro años?

Siempre recuerdo dos. En la primera edición nos pasó que no teníamos experiencia y no sabíamos calcular los tiempos y el día del evento lo organizamos a primera hora. Aún me acuerdo que llegué a las 8 de la mañana y no había nada montado y fue un momento de estrés y lágrimas, pero todo acabó saliendo bien y la federación vasca se portó de 10 con nosotros. Nos echaron una mano y entre todos pudimos montar en tiempo récord algo improvisado que funcionó muy bien. El segundo momento de gran estrés fue en la segunda edición y en la zona de consigna. Y es que se rompieron las tarjetas que identificaban las bolsas de los corredores. Se montó un follón enorme y ahí se volvieron a vivir momentos muy duros. El resto de esa edición fue muy bien todo y eso sucedió en la llegada a la meta, pero afortunadamente se solucionó todo gracias al trabajo bien hecho. Agradecimos mucho a los corredores que fueron comprensivos y gente que ayudó. Esas experiencias te hacen mejorar para que eso no vuelva a suceder. También es cierto que cuando hablas con otros eventos, no son situaciones aisladas que solo nos pasan a nosotros, sino que también ocurren en otros eventos.

¿Y su mejor recuerdo?

Siempre es el mismo. Más allá de la suerte que tengo como organizador de poder conocer a corredores increíbles, yo me quedo con cada uno de los participantes que ha cruzado la meta. Verles sonreír a todos, desde el primero que cruza hasta el último y poder darles las medallas y esos abrazos. No hay mayor satisfacción que ver cómo todos cumplen sus sueños. Ese es el mayor de los logros y cada año ese es el momento más feliz. 

¿Qué deseo pediría?

Al final tengo la suerte de conocer triatletas de primer nivel. He conocido a gente maravillosa, patrocinadores, colaboradores, corredores... Tenemos muy buena relación con las instituciones, fuerzas de seguridad, y no me quiero dejar a nadie, porque todo el mundo se porta con nosotros de maravilla. Agradecimiento a todos ellos. Cada voluntario aporta su grano de arena y sin ellos no sería posible organizar un evento de esta magnitud. Solo pido que esperemos que se mantenga en el tiempo. Más allá de intentar seguir creciendo, nuestra idea es seguir trabajando para mantenerlo en el calendario. Para nosotros eso ya es un sueño cumplido.