El Abierto de Nafarroa de pelota a mano femenina sigue marcando hitos en su todavía corta historia y este domingo marcó otro punto de inflexión en una jornada muy especial. Del mismo modo, la pelota a mano femenina también sigue rompiendo tabúes y ayer volvió a demostrar que es capaz de llenar frontones industriales como un Labrit que se quedó pequeño, incluso fuera de su habitual horario del sábado por la tarde. Desde primera hora de la mañana era patente que la final de esta quinta edición del torneo navarro había creado gran expectación y, con el aforo completo, al final fueron unas 500 las personas que no pudieron disfrutar in situ de la txapela más especial para Laia Salsamendi y Ane Mendiburu. Y es que las navarras, de 18 y 19 años, respectivamente, se impusieron a Alday-Arrillaga, de 25 y 24, por 22-16 en una dura final.
No siempre sucede, pero las cuatro pelotaris respondieron en la cancha a ese afán del público con un partido de más de 500 pelotazos en el que la ilusión de la pareja navarra hizo que las txapelas se quedaran en casa, superando a una dupla de mucho oficio que, sin embargo, ayer regaló en exceso como para poder hacerse con el ansiado título. Las txapelas premian el magnífico trabajo de base que se viene realizando en Huarte, donde se han formado las dos nuevas campeonas, y que adquieren un significado especial en el caso de una Laia Salsamendi a la que ni siquiera dos graves lesiones en sus rodillas han apartado de su sueño de ser pelotari.
Partidazo de Salsamendi
La delantera nacida en Otxagabia lo celebró con un partidazo en el que refrendó esa exquisitez técnica y el dominio de todas las posturas para terminar el tanto que ya había mostrado con 14 años, justo antes de que el infortunio, en forma de lesiones, se cruzara en su camino. Acompañada por una Ane Mendiburu, sin mucha pegada pero que da sentido a cada uno de sus pelotazos, Laia Salsamendi marcó el ritmo y desconectó a Amaia Alday y Miriam Arrillaga, que nunca se encontraron cómodas.
Hasta el 5-5, la final resultó muy peloteada y equilibrada, con los tantos cayendo a uno y otro lado, pero, tras ese comienzo tan duro, la pareja navarra se hizo con el control del juego y el marcador gracias a una tacada de 9-1. Parecía que la mayor experiencia podría decantar la balanza hacia la vizcaina y la guipuzcoana, pero contrariamente a lo que se podía pensar, fueron las rojas las que cometieron más errores, lo que facilitó la labor de las más jóvenes, que supieron evitar a Alday y castigar a una Arrillaga a la que la final se le hizo larga.
Resistencia colorada
Con todo, Alday-Arrillaga no se desmoronaron y se acercaron a un solo tanto (15-16), gracias en gran parte a su enorme trabajo en defensa y el acierto de Alday en ataque. Sin embargo, un fallo de la de Dima les privó del empate y ahí se les fueron sus opciones de título ante unas rivales que terminaron mucho más enteras y que contaron con el favor del público.
De la entrega de trofeos se encargaron Zaloa Basabe, concejal de Igualdad del Ayuntamiento de Iruñea; Maitane Bueno, de Laboral Kutxa; y Xabier Martínez de Álava, presidente de Napike.