Lejos de la purpurina y de la pirotecnia, abotonado siempre a la sobriedad y la discreción, pero perenne su presencia en el firmamento ciclista para que el resto brillara aún más a su alrededor, Gorka Izagirre apaga su luz.

El de Ormaiztegi, que cumple este lunes 37 años, un ciclista bravo, magnífico su desempeño al servicio del resto, impagable como gregario, colgará la bicicleta a finales del curso después de una andadura sólida y formidable.

Ajeno al ruido, a los flashes y a la pose, refractario a la impostura, el mayor de los Izagirre deja su travesía por el profesionalismo, siempre alistado en el WorldTour, un detalle que fija la valía del guipuzcoano, imprescindible para todos los líderes a los que cuidó de un modo u otro.

Gorka Izagirre es un ciclista sin arabescos, requiebros ni poesía. Prosa directa la suya. Código morse. En Francia, en la París-Tours que venció Christophe Laporte, recibió un pequeño homenaje en la presentación de equipos.

Fue un acto sencillo para un ciclista discreto, pero muy grande. “Ha sido especial”, dijo Izagirre tras recibir el homenaje. La francesa fue la última carrera en suelo europeo. En su calendario, a priori, solo le resta el Tour de Guangxi, en China, a mediados de este mes.

La de Gorka ha sido la vida en la carretera de los grandes secundarios, de los porteadores que mejoran la vida del resto, que impulsan a sus líderes. Un hombre pendiente de todos. Se talló Gorka en el barro del ciclocross a través de las manos de alfarero de su aita, José Ramón, como un infatigable trabajador, estupendo mayordomo, insobornable escudero al servicio de los líderes.

Gorka Izagirre, a la conclusión de la París-Tours. Mathilde L'Azou

La columna en la que cualquiera quisiera apoyarse porque nunca cede. La clave de bóveda. Un muro sólido. Mármol de Carrara. Ese papel secundario le hizo invisible a los ojos apasionados de la victoria, que le esquivó la mirada. Le dio largas.

Apenas algún guiño en carreras de escaso voltaje. Lo suyo era el tajo, los escenarios sin alfombra roja, la entrega fuera de los focos. “Mi hermano tiene mucha calidad si le dejan hacer”, recuerda Ion cada vez que glosa la figura de Gorka.

Nueve victorias en su carrera

De cuando en cuando se desprendió del silencio y del buzo de operario para vestir de esmoquin y celebrar victorias el mayor de los Izagirre. Nueve acumuló en su carrera. No es poco.

Rey de Ordizia, clásica que conquistó en tres ocasiones y vencedor de la Klasika de Primavera en Amorebieta, el Tour de La Provence, un Gran Trittico Lombardo y el estatal de ruta. Su mejor triunfo remite, sin duda, al Giro de Italia. Aquel día de mayo, Gorka Izagirre floreció. No tenía que mirar al lado, ni preocuparse por los pasajeros ni cuidar de nadie.

Gorka Izagirre, vencedor en Ordizia. Ruben Plaza.

Tácticamente exquisito, el de Ormaiztegi volteó su naturaleza gregaria y se llevó el laurel en una jornada inolvidable. Por una vez antepuso sus intereses y su escaso ego para vencer.

“El triunfo significa mucho para mí; es la mejor victoria que he conseguido. He estado muchas veces dando al poste, muchas veces delante, pero lograr esto en una gran carrera como el Giro, para mí es la hostia ”, dijo de aquella victoria del 13 de mayo de 2017 en Peschici. Un lugar para siempre en su memoria.

El día que rescató a Quintana

Al recuerdo y al Giro también remite un pasaje que define al guipuzcoano. Se recuerda aún el Giro que hizo ganar a Nairo Quintana, cuando este, helado, tenía dudas de descender el Gavia. Gorka le convenció. Le arengó. Nevaba. El frío, hasta el tuétano. En el colosal Gavia la ascensión se realizó entre paredes verticales de nieve y penurias.

Era un día infernal. Esperaba la bajada, un invierno helado. El colombiano, muerto de frío, deseaba parar. Lo impidió Gorka Izagirre, que sabía que el Giro estaba en las piernas de Quintana. Le ayudó a vestirse el chubasquero sobre la marcha y le dio de comer. Nairo no podía soltar las manos del manillar. Recuperado el colombiano, el resto es historia.

Un trabajador extraordinario

Respetadísimo por todos, en sus quince campañas en la élite, el de Ormaiztegi disputó 18 grandes, donde destacan sus 10 participaciones en el Tour. Además, corrió 3 Giros y 5 Vueltas.

Gorka Izagirre, durante la París-Tours. Mathilde L'Azou

Gorka Izagirre, ciclista con pulso y carácter, deja un poso indudable en la manera de encarar la profesión desde que irrumpiera en los modestos NGC medical en 2008 y Contentpolis en 2009 antes de vestirse de naranja en el Euskaltel-Euskadi.

Debutó en el sueño hasta que el equipo cerró su aventura en el WorldTour (2010-2013). Después, se alistó en el Movistar, donde convivió en dos épocas (2014-2017, 2022-2023). Bahrain (2018) fue su siguiente destino hasta recalar en el Astana (2019-2021).

Su último destino, que comparte con su hermano Ion, una constante el vínculo de ambos en su carrera deportiva, ha sido el Cofidis. La luz que siempre acompañaba a las estrellas se apaga a final de año.