“Todavía hay alguna opción para ganar la carrera, así que lo intentaremos”, anunciaba Pello Bilbao con esa idea de Arquímedes, aquella de “dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”. El de Gernika buscaba esa palanca que le sirviera para dar con una grieta para resquebrajar a Giovanni Aleotti, el líder del Tour de Eslovenia. Palpaba las montañas el vizcaino, rastreando una fisura para presionar y hostigar al líder.

Aplanadas las moles, los puertos con menos entidad pero con mirada pendenciera activaron el instinto depredador de Pello Bilbao, dispuesto a testar al italiano el último día, que supuraba el barniz de una clásica. Se trataba de una partida de ajedrez al ritmo de la damas. Pensar en largo y actuar en corto.

Lo urgente no era lo importante, pero Pello Bilbao buscaba el error de Aleotti, que perdiera la perspectiva por atender a lo más próximo y cegara la vista respecto las luces del horizonte. Rascó un par de segundos en una bonificación Pello, que enredó desde todos los rincones posibles para dar con el ángulo muerto del italiano.

Pello Bilbao, segundo, con Aleotti, campeón, y Pellizzari, tercero. Tour of Slovenia

No lo encontró a pesar de que Aleotti dejó de ser el líder durante un trecho de la carrera después del despertar de Ben Healy, vencedor de la jornada, que alteró el status quo con su aparición en Veliki Ban. Pello Bilbao se agarró al irlandés, un tipo irreductible, y Aleotti a punto estuvo de perder pie y caer en el abismo de las derrotas dolorosas. Se recompuso a tiempo en una etapa eléctrica, una clásica.

Por diez segundos

Al de Gernika no le alcanzó para voltear al líder, apurado en varios tramos del metraje, pero que salvó el gaznate después de que un escalofrío le recorriera el espinazo. Pello Bilbao no se rindió hasta que asumió, en el último muro, amparado por los viñedos, que le faltaba una pizca de energía.

Le faltaron diez segundos para derribar a Aleotti. Con todo, Eslovenia ha sido un punto de apoyo idóneo para Pello Bilbao en su idea de afilar su respuesta en el Tour. Un triunfo de etapa y el segundo puesto en la general son un buen comienzo.

Ben Healy, soberbia su etapa, festeja la victoria. Tour os Slovenia.

Espectacular Ben Healy

En Trska Gora comprendió Pello que Aleotti ondearía en lo más alto. Él izó la bandera pirata, siempre el asalto, contagiado por la bravura, el arrojo y la determinación de Ben Healy, abanderado del cierre de la carrera tras una descomunal exhibición. El irlandés, fuerte y tozudo, se destapó con su ciclismo romántico, lejos de la prosa. Es un verso suelto, una maravilla.

Un buscavidas que no mendiga ni una ayuda. Tiró como un poseso cuando estuvo acompañado y cuando era un lobo solitario. De dudosa estética su caminar, su belleza proviene del ideal que persigue. No se oculta. Siempre se expone. A pecho descubierto. A nadie espera. En mi hambre mando yo.

Hambriento, voraz, el campeón de Irlanda se agitó como una coctelera, sin desmayo. Se encorajinó en Veliki Ban, se subrayó en Trska Gora y encontró la victoria tras dos trallazos más camino de la meta. La valentía ama a Healy. Conmovedor, golpeó una y otra vez hasta abrir las puertas de la gloria en Novo Mesto, donde Aleotti mantuvo el liderato y Pello Bilbao coleccionó otra foto en el podio para su orla. Segundo en Eslovenia, la pértiga para el Tour.