El 4 de abril, en una curva maldita para siempre en el descenso de Olaeta, se paró el tiempo para Jonas Vingegaard, seriamente herido tras una caída terrible que también dañó a Jay Vine, Steff Cras, Evenepoel y Roglic, entre otros. El danés tuvo que ser ingresado en el hospital de Txagorritxu, en Gasteiz, con fractura de clavícula derecha, varias costillas rotas y un neumotórax.

Esa lesión era la que más preocupaba al equipo médico. Operado con éxito, doce días después recibió el alta del centro hospitalario, pero su temporada quedó seriamente comprometida por las lesiones provocadas por una fea caída.

Ese día, la Itzulia contuvo la respiración. Se le paró el corazón a la carrera vasca, en estado de shock en una escena de aspecto bélico por el número de caídos. Vingegaard, el campeón de los dos últimos Tours, ovillado, dolorido al extremo y quebrado tuvo que abandonar la carrera en ambulancia. Inmovilizado, con un collarín en el cuello, y ayudado por oxígeno, fue trasladado de urgencia al Hospital de Txagorritxu, en Gasteiz.

Campeón de las dos últimas ediciones del Tour, su participación en la carrera francesa quedó en el aire. La niebla de la duda se posó sobre Vingegaard. El sol comienza a iluminar al danés. Su equipo, el Visma, anunció a través de las redes sociales que Vingegaard entrena en carretera.

Un vídeo atestigua el momento, en el que el danés asoma sonriente. Esa dicha también se percibe en las propias palabras del danés, que dice estar mejorando día a día. “Me siento bien, aunque aún tengo que recuperarme de algunas cosas”, expone el danés en el vídeo de su equipo. Vingegaard mira a Francia sin disimulo, enfocando la salida del Tour, en Florencia.

"Espero estar en la salida"

El astro danés quiere defender su cetro y el trono de París, aunque en esta oportunidad la carrera finaliza en Niza debido a los Juegos Olímpicos de París. “Espero estar en la salida del Tour de Francia y haré todo lo que pueda para llegar en la mejor forma posible”, aseguró Vingegaard, camino de recuperar el terreno perdido en aquella caída que le paralizó la campaña y pudo, por su violencia, causarle aún más daños físicos.

El danés, que hasta el momento del accidente estaba completando una campaña inmejorable con victorias en O Gran Camiño y la Tirreno-Adriático, conquistó la Grande Boucle en las pasadas dos ediciones tras batir a Pogacar en duelos magníficos.

Con el objetivo de reeditar esos pleitos, el danés rehabilitado y reconstruido, acelera en la contrarreloj para volver a ser el que era. No solo rueda por llegar a tiempo, sino también lo suficientemente fuerte para continuar su idilio con la Grande Boucle. Vingegaard se aproxima al Tour. Lo acaricia.