A Julio César nadie logró persuadirle a pesar de las advertencias y señales que presagiaban su asesinato en el Senado romano. Se encaminó a una muerte segura durante los idus de marzo, como si su misión fuera encarar el destino. “Sólo se debe temer al miedo”, dijo a su mujer Calpurnia cuando esta le advirtió después de soñar un presagio horrible. Eso cuenta la leyenda.
Existían indicios de una posible conspiración para perpetrar el magnicidio y que para ello sería traicionado incluso por sus más próximos, pero el gobernante acudió a la reunión programada por los conspiradores. Allí le cosieron a puñaladas.
El dictador fue acuchillado el 15 de marzo de 44 a.C. por los enemigos a los que había perdonado y amigos a los que había encumbrado. De algún modo, su magnanimidad le empujó a la muerte. Muerto el hombre, asesinado, su mito perduró para siempre.
Jonas Vingegaard, rey de la Francia ciclista, campeón de las dos últimas ediciones del Tour, quiere trascender, pero su lógica dista muchísimo de la del gobernante romano, que prescindió de una mayor protección a pesar de saber que su vida corría peligro. El danés anhela la conquista de su tercera corona francesa. Es su razón de ser después de someter en dos ocasiones a Tadej Pogacar, su némesis.
Grandes rivales
El ciclista pasional que alimenta las miradas y que también cuenta con dos victorias de la Grande Boucle en su vitrina. De alguna manera, el danés, que se trasladará a vivir a Suiza, sabe que sus más distinguidos rivales quieren acceder al trono del Tour cueste lo que cueste. No necesita que le adviertan de la existencia de una conspiración ni de un complot para saber el riesgo que corre.
Vingegaard es el hombre a batir porque son varios los que desean su reino. Además de Pogacar, con el que ha establecido una rivalidad formidable por el cetro de Francia, Primoz Roglic, que abandonó el Jumbo, donde corría junto al danés, para acometer el asalto al cielo del ciclismo desde el Bora, y Remco Evenepoel, que buscará sus límites en el Tour, quieren el manto amarillo que cubre al campeón.
El rey danés está convencido de que buena parte de su éxito tiene como clave de bóveda la extraordinaria arquitectura de su equipo, una formación hercúlea que le ha catapultado a la excelencia en las dos últimas campañas.
Vingegaard quiere tener la mejor guardia de corps posible y los últimos episodios sugieren al danés de que esa coraza que le protege se ha debilitado por varios motivos.
Una formación más porosa
De un lado, no contará con Roglic, una pieza fundamental para entender su primera victoria en el Tour y ahora convertido en adversario. El esloveno será un duro rival. Además, Wout van Aert, otro ciclista diferencial y decisivo en las grandes hazañas del danés por el julio francés, ha fijado su mirada en el Giro de Italia. Pretende conquistarlo.
Se desconoce si el portento belga doblará prestaciones en el Tour y se pondrá a las órdenes de Vingegaard. Nathan Van Hooydonck, otro de los titulares en la escuadra que dominó e pasado Tour, ha dejado el ciclismo víctima de una dolencia cardíaca. Objetivamente, el Jumbo, ahora Visma, parece más débil.
"Wout es uno de los mejores ayudantes que he tenido en los últimos tres años. No sólo con él, sino también con Nathan perdemos a dos grandes compañeros. Wout es fuerte en todos los terrenos, incluso en las montañas, y puede marcar una gran diferencia"
“El gran objetivo de Wout para el próximo año es probablemente el Giro, y después de eso vendrán los Juegos Olímpicos, supongo que le vienen muy bien y tal vez por eso no quiere participar en el Tour. Es uno de los mejores ayudantes que he tenido en los últimos tres años. No sólo con él, sino también con Nathan perdemos a dos grandes compañeros. Wout es fuerte en todos los terrenos, incluso en las montañas, y puede marcar una gran diferencia”, analizó el danés a DR Sporten.
La ayuda de Kuss
Vingegaard sí podrá tener a su lado a Sepp Kuss, vencedor de la Vuelta y tal vez el mejor gregario de montaña de la actualidad. “Creo firmemente que Sepp, como campeón defensor de la Vuelta, irá a la Vuelta como líder. En el Tour, probablemente, yo seré el líder y él podría tener el papel que ha tenido en los últimos años, donde trabaja y luego corre hasta la línea de meta. Es tan fuerte que, al hacerlo, está casi entre los cinco primeros. De esa manera podemos mantenerlo en la clasificación”, analizó el bicampeón del Tour.
En cualquier caso, Vingegaard no quiere dejar flancos sin cubrir en su desafío de alcanzar otra vez la gloria en el Tour. Consciente de la dificultad de defender su estatus, pretende fortalecer su guardia de corps para salir victorioso.
Reforzar el equipo
“Sería bueno conseguir algunos refuerzos para reemplazarlos, aunque son muy difíciles de sustituir. Será interesante ver qué hace el equipo. Si quieren incorporar algunos corredores al equipo, creo que ya se está haciendo un poco tarde”, expone el danés, deseoso de protegerse mejor de los que conspiran contra él para encarar con más garantías el próximo Tour. Vingegaard busca blindarse para vencer de nuevo y celebrarlo besándose el anillo