Del que cagó el… ¡chisst, calla!, que no se puede decir eso. Un amarillo de pacotilla, recontra chapado, pero de mérito enorme por ser éste un equipo sui géneris, estrambótico, en el que no están todos, gente de muchos años, experiencia y mucha categoría en el juego y en la vida.

La Federación Vasca de Pádel reunió al grupo para recordar la hazaña de 2013 en Padeleku. Un hito de los viejos guerreros del pádel vasco que se atrevieron a pegarle un mordisco a la historia y ganar el título estatal de veteranos.

La historia con broche de oro del que cagó el loro había comenzado años atrás, por 2006 quizá, cuando los mejores jugadores vascos fueron cumpliendo años, les comenzaban los dolores y les pesaban los aniversarios más que los kilos. Por ese tiempo fue haciéndose el núcleo y a su alrededor la grosura, los fundamentos y la salsa. Oscar Ochoa de Alda comandaba la Federación Vasca e intervenía de blanco y pala en ristre. Las figuras de Simal y Ceretani en pleno apogeo, la pimienta negra del pequeñín y extraordinario García, el pegamento de García-Ariño, las aportaciones de Arriola, Richar, Juanjo Valencia y un descubrimiento inesperado: la aparición del gigante Alberto Garay, imbatido e imbatible todos estos años, desembocaron en el éxito de 2013, el título en el Campeonato de España de Veteranos. La medalla de oro. “Lo de Garay”, apunta García-Ariño, “que me encontré en el interprovincial uno de esos años, puso rúbrica al proyecto”. El embrión ya estaba creado. Surgen nombres y voluntarios para viajar por la península y defender la camiseta de Euskadi.

Málaga, Marbella, Estepona, el Higueron, Puente Romano… mil escenarios, mil historias, decenas de jugadores, entrenamientos y controles. Muchas risas y gentes por doquier. La aparición de Sergi Bruguera, de Marrero, de Julen Guerrero. Los amigos de Cataluña, Baleares, los andaluces, madrileños, cántabros, navarros. Y Gasteiz en 2013. García y Ceretani sumaban siempre su punto, lo mismo que Simal y Luis de la Caba y el dúo García-Ariño-Garay. Un tres a dos en cuartos y en semis contra valencianos y madrileños y una final más sencilla ante Andalucía con Ariño y Txusma Obregón para cerrar el festín. El título en la mano, mucho suplente dispuesto a todo y un grupo humano forjado en años para triunfar y disfrutar.

Lázaro el navegante; el presi Ochoa de Alda; Juan Larzabal, titularísimo y ganador; Alfredo García, competidor nato; Íñigo txangurro Delgado para chuparse los dedos; el maestro García-Ariño; Garay, el gran descubrimiento; de la Caba, el que siempre suma y no para de evolucionar; Edu Simal, por entonces pareja de Bergareche entre los grandes, un revés que cosecha puntos sin parar; Obregón the rock; Julián Aniel-Quiroga, el mago pop; del Val y Zenarruzabeitia, ambos dos que son lo mismo… Y Urbina, el talentoso, para acabar y cabe.

La noche anterior a la final, el capitán se devanó los sesos para encontrar los diez protagonistas en la pelea por el título contra los jugadores andaluces. Nadie falló, todos pusieron de su parte para facilitarle las cosas; los lesionados, los tocados, los fatigados, los suplentes… “Eran las dos de la mañana en el restaurante Xixilu –sobremesa tras cena que se alargó más de la cuenta–, en el ambiente flotaba una energía salvaje que era necesario sosegar y buscar el equipo titular para el gran día. Se ofrecieron voluntarios por doquier. A nadie le pesaban los años”, recuerda García-Ariño.

El pasado 28 de enero el grupo se reunía en Durango para recibir el homenaje de la Federación Vasca y recordar el hito de diez años atrás. La fiesta puso colofón al interprovincial de veteranos en el que algunos todavía siguen en activo. Hubo risas, muchas anécdotas y un ambiente cálido y cordial “habitual en el grupo de toda la vida”. Oro de ley.