El deporte es una pasión y por mucho que a veces cueste reseñar ciertas heroicidades, ya que el fútbol y el baloncesto lo acaparan casi todo, en Álava hay un gran nivel deportivo y un gen competitivo que nos lleva a estar en boca de todos en diferentes modalidades. Eso ha sucedido en el tenis de mesa, donde en la temporada recién finalizada el club C.T.M. Gasteiz ha logrado el ascenso a la categoría de plata, es decir a División de Honor. Un hecho que no se lograba desde hace 15 años.

La Agrupación Deportiva Gasteiz nació en 1989 y desde entonces se ha mantenido con firmeza en las diferentes categorías reforzando la cantera, tanto masculina como femenina. Esa gran labor le ha llevado a ser un referente del tenis de mesa, ya que a día de hoy es el club número uno de Álava y uno de los referentes de Euskadi. 

En la actualidad, cuenta con más de 100 integrantes en sus diversas categorías, tanto federados como escolares. Es más, en los últimos años, la entidad ha estado representada en varias categorías, como en Primera División Nacional masculina y femenina, en la Segunda Nacional masculina y cuatro más en la categorías autonómicas, en primera, segunda y tercera, respectivamente.

Ahora, y después de muchos años sin lograr un ascenso, el cual tampoco era un objetivo primordial, el club acaba de hacer historia viendo recompensado todo su esfuerzo. Uno de los veteranos del equipo y quien también ejerce como entrenador, Pablo Lombraña, deja claro que el trabajo ha sido ímprobo hasta llegar aquí. “Entrenamos de lunes a viernes de 16 a 21.30 horas de la noche. A primera hora entrenan los chavales escolares de 8 a 16 años y luego diferentes grupos y niveles, donde adaptamos los entrenamientos a todo el mundo”

Para Gaizka Alkuten, hacer realidad este objetivo ha sido algo inesperado. “No esperábamos el ascenso, pero fuimos ganando partidos y poco a poco fuimos creyéndonoslo, hasta que llegamos a la fase de ascenso y logramos algo que al principio de temporada parecía imposible”. El más veterano del club, Juan Luis Fernández Garrido, quien tiene 42 años y lleva desde los 8 jugando a este deporte, valora lo bonito del ascenso ya que “subir a División de Honor es muy importante tanto para el club como para los chavales; competir a ese nivel nos ayudará a todos a mejorar”.

nada que perder En el otro lado de la moneda se encuentra Endika Martínez, uno de los jóvenes del club con 15 años y quien coincide con el diagnóstico de sus compañeros. “No esperábamos lograr el ascenso, hay que admitir que ha sido algo inesperado. El covid quizá nos ha beneficiado porque los grupos han sido más pequeños y eso ha provocado que haya sido algo más fácil que otros años”. 

El joven canterano mira ya también hacia el futuro y desvela cuál es el secreto para afrontar la temporada venidera. “Nosotros no tenemos nada que perder. Es como cuando salgo a jugar, soy consciente de que soy de los más pequeños y no tengo nada que perder y salgo con muchas más ganas a competir. El año que viene a ilusión no nos puede ganar nadie”, anticipa.

El entrenador Pablo no oculta que este ascenso tiene “mucho mérito” por un motivo añadido. “Es el primero que se logra sin gente extranjera. Aunque este logro vaya a suponer mucho trabajo al tener que competir en una liga profesional con clubes reforzados y con gente extranjera, todos nosotros estamos ilusionadísimos. Además, tenemos que seguir con nuestra filosofía de trabajo, ya que nuestra economía es la que es y nosotros continuaremos compitiendo con los de aquí. Trabajar con la gente de casa es lo que nos ha dado resultados y nuestros objetivos serán mantener la categoría y que el resto de equipos puedan ascender una categoría más”, desgrana.

Gaizka y Endika ya orientan su mirada hacia el futuro. No faltará la ambición por razones obvias, pero tienen los pies en el suelo. “El objetivo será mantener la categoría y salir siempre con ganas y aprender de cada día, de cada entreno y cada partido”. Eso sí, ambos son conscientes de que tendrán que hacer un esfuerzo extra, ya que compaginar deporte con estudios siempre es muy duro, aunque Endika aclara que “si tienes tiempo y te organizas bien, puedes llegar a todo”. Gaizka asume que “compaginar los estudios de Química con el tenis de mesa es a veces muy complicado”.

Un gran sacrificio

Todos los deportes minoritarios requieren de un gran esfuerzo por parte de todos y el tenis de mesa no es una excepción. “Hay pocos equipos y para hacer partidos a veces nos tenemos que desplazar y movernos a otras provincias. Por otro lado, el material es bastante caro. Una pala puede rondar los 200 euros y cada goma se paga aparte y también puede costar unos 50 euros y una madera 100”, recuerda Gaizka. Ahondando en este sentido, Pablo precisa que “el esfuerzo tendrá que ser mayor el año que viene, ya que en División de Honor nos tocará viajar desde Baleares hasta Galicia y toda la zona del norte de España”.

En el club hay mucha diversidad de jugadores, tanto de edad como de procedencia alavesa, pero todos ellos comparten algo en común como el fervor por el tenis de mesa desde una edad muy temprana. Por ejemplo, Juan Luis Fernández Garrido lleva casi siete lustros practicando, a su juicio “un deporte de toda la vida de aquí en el barrio”. A lo que añade que “es muy bonito ver toda la ilusión que tú tenías cuando eras joven; aquí hay que ir poco a poco, siempre ha habido afición y estamos intentando que los niños se aficionen a este deporte porque es muy interesante”.

Por su parte, Pablo también rememora sus inicios en el tenis de mesa a los 6 años. “Todo fue al haber unas mesas municipales descubiertas debajo de mi casa y empecé a jugar con mi padre. Después, poco a poco entré en el club de mi barrio”. Incluso el más joven del equipo, Endika Martínez –con 15 años– lleva casi una decena de temporadas jugando a esta atractiva modalidad. “Desde los 8 años practico este deporte junto a mi padre y entrenador y cada año que transcurre me gusta más”, confiesa sin tapujos.

Al final, lo que está claro es que el tenis de mesa tiene algo que engancha a la gente y aunque parezca que pueda ser un deporte solitario, no lo es. “Es un deporte divertido y aunque parezca individual no es así, nosotros jugamos en equipo y nos lo pasamos muy bien”, subraya Gaizka. Ahora lo que toca es afrontar la temporada que viene con máxima ilusión porque después de este golpe maestro toca dar otro más difícil para mantener la categoría y seguir soñando a lo grande.