Joseba Ezkurdia recibió una llamada en su teléfono móvil este viernes por la mañana. Era una noticia complicada de digerir: Altuna III suspendía su partido de la segunda jornada de la liguilla de cuartos de final del Manomanista por mal de manos, previsto para este domingo en Eibar, lo que provocaba que se le diera al navarro el encuentro por ganado por 0-22. Esa determinación coloca al de Arbizu directamente en las semifinales.
Es semifinalista del mano a mano.
—Soy malo para las cuentas, pero eso me dijeron el viernes. Aunque pierda 22-0 en la última jornada ante Darío, paso de forma directa. No es el mejor modo de hacerlo, pero hay que valorar que estoy entre los cuatro mejores del Manomanista.
¿Cómo vivió el viernes todo lo sucedido con la suspensión del partido ante Altuna, que tiene la zurda muy tocada, y la determinación del Juez Único de la Liga de Empresas de otorgarle el partido como ganado por 0-22? Supongo que tampoco es plato de buen gusto para usted.
—Indudablemente, la mejor manera de pasar a las semifinales es jugando y ganando. Yo no sabía nada de que el viernes Altuna se iba a probar la mano en Tolosa. De hecho, estaba entrenando cuando se dio la noticia y me enteré al ver la llamada que tenía en el teléfono móvil. Me comunicaron que Jokin no estaba para jugar y me sorprendí mucho. Por un lado, estoy contento por clasificarme para las semifinales, pero, por el otro, me veía bien y con ganas de jugar. No ha podido ser. Así son las cosas.
Esta semana le ha sucedido a Jokin y la que viene le puede pasar a usted.
—Así es. No es de agrado que suspenda el contrario. Es un campeonato bonito, pero a la vez cruel, duro y difícil. Son situaciones que pueden pasarle a cualquiera; así que cada partido hay que prepararlo con todo el mimo del mundo, cuidarse y aprovechar el momento. Es una pena pasar así a las semifinales y es una pena que un compañero no pueda jugar, pero la pelota cambia de tejado en un instante.
Usted llevaba toda la semana enfocando el partido ante Altuna, pero el viernes se le trastocaron los planes. ¿Cómo cambia la preparación tanto física como técnica al encontrarse con esta suspensión?
—Como comentaba, recibí la noticia mientras estaba en una sesión de entrenamiento, así que hablé enseguida con los preparadores. Este sábado, que tenía sesión de activación, metí un poco de caña, unas series. Este domingo, día del partido, hemos hecho medio descanso: manos y frontón suave. A partir de este lunes, una vez que ya estoy en las semifinales, trataremos de programar una semana dura de entrenamiento, para después ir bajando la intensidad en los días previos a las eliminatorias.
También tendrá que resguardar las manos, ¿no?
—La verdad es que estoy bien de manos. Me están respetando las lesiones por el momento. Intento cuidar al máximo cada detalle: las manos, el físico, todo, para intentar llegar lo mejor posible. Aun así, mi objetivo es realizar algún ensayo duro en el frontón antes del partido contra Darío. En lo físico también meteremos carga, así que será una semana complicada, pero toca mirar hacia delante. Espero llegar en las mejores condiciones a la semifinal.
El formato del nuevo Manomanista, en el que se incluye una doble liguilla de cuartos de final sin apenas respiro, era una cuestión con la que los manistas tenían ciertas reservas. De hecho, ya se ha llevado por delante a Altuna III en la segunda jornada. Sin embargo, a usted le está respetando, a pesar de que el primer choque fue un 21-22 contra Zabaleta y se cruzaron 389 pelotazos a buena.
—Sí. Por ahora estoy encontrándome bien. Tengo bastante suerte. Aunque tenga las manos cargadas, no suelo sufrir demasiado dolor. Tanto físico como de manos estoy bien. Eso sí, siempre hay alguna molestia o algún mal golpe que se sufre durante los partidos del Manomanista, pero no es nada grave. Estoy contento.
¿Toca enfocar el partido contra Darío o piensa en más allá?
—Nos centraremos en todo un poco. Se puede tomar el partido de Darío como una prueba seria. Es el momento de hacerlo lo mejor posible, llegar bien y coger sensaciones. Sí que es cierto que he ganado dos encuentros -contra Asier Agirre en octavos (22-7) y contra Zabaleta (21-22)-, pero no he jugado tal y como yo hubiera querido. Quiero volver a recuperar sensaciones buenas, trasladar las sensaciones de los entrenamientos a los partidos. Espero conseguirlo.
Estar en las semifinales, desde luego, es positivo; pero no hay que obviar el punto positivo que otorga el rodaje e ir sumando comparecencias en la especialidad para crecer.
—Eso es. En los dos partidos que me quedaban de la liguilla de cuartos de final quería hacerlo lo mejor posible y coger de blanco las sensaciones que tenía entrenando. En definitiva, hacer un mejor juego. Tengo que mejorar. El encuentro con Darío lo afronto con la intención de crecer y mejorar.
Ha llegado a las semifinales del Manomanista en dos ocasiones más, en 2018 y 2019. ¿La clasificación supone un nuevo impulso de ánimo tras dos años de ausencia?
—Sí. Es importante, además. En los últimos dos campeonatos cabe destacar que me tocó con Altuna III en cuartos (18-22 en 2020 y 15-22 en 2021). Creo que hice buenos partidos, pero me quedé fuera. Las eliminatorias son crueles y, pese a quedar contento con mis actuaciones, me fui a la calle. Otra vez estoy entre los cuatro mejores y quiero aprovecharlo. De todas maneras, lo tomo con tranquilidad. Quiero disfrutar de lo que me viene por delante. Mi objetivo es quedarme contento con el trabajo realizado.
¿Ambición pura y dura con lo que le queda por delante?
—Voy a prepararme a tope, pero voy paso a paso. Sería muy bonito entrar en la final y disfrutar de esos quince días de todo lo que conlleva una final.
Tiene hambre.
—Soy ambicioso. Para estar arriba hace falta ambición, hacer las cosas bien, trabajar y tener ganas. Tengo ganas de llegar a una final del mano a mano y a ver si este año lo consigo.