Pese al regusto amargo que siempre deja perder una final, la selección española de balonmano sale fortalecida de un Europeo de Hungría y Eslovaquia que el conjunto español afrontó inmerso en pleno relevo generacional y con las lógicas dudas del cambio de protagonistas.
La ausencia de jugadores como Raúl Entrerríos, Julen Aginagalde o Viran Morros, santo y seña de los Hispanos en la última década, hacía interrogarse sobre el rendimiento del equipo español en un torneo -el campeonato más duro- que castiga, como pocos, cualquier mínimo error.
Dudas que el conjunto español zanjó con una medalla de plata que no sólo confirma que España sigue firmemente instalada en la élite del balonmano mundial, sino que permite soñar con un brillante futuro del equipo nacional.
La inclusión de hasta cinco caras nuevas no sólo no ha mermado la capacidad competitiva del conjunto español, sino que ha dejado claro que Jordi Ribera dispone de los mimbres necesarios para crear un nuevo equipo campeón.
En este sentido, hay que destacar el gran campeonato realizado por los centrales Agustín Casado e Ian Tarrafeta, que no sólo han superado con nota su debut en una gran competición internacional, sino que con su juego no han hecho añorar la ausencia de Raúl Entrerríos, una tarea nada sencilla.
Si Casado ha demostrado con sus goles y su magnífica lectura del juego que los Hispanos han encontrado un director de juego para muchos años, la sensacional actuación de Ian Tarrafeta en la final también permite atisbar el enorme futuro que le aguarda a un jugador diferente a los demás.
Pero Casado, de 25 años, y Tarrafeta, de 23, no han sido las únicas buenas noticias que ha dejado este Europeo para el conjunto español, que parece haber encontrado en Iñaki Peciña y Miguel Sánchez-Migallón el relevo perfecto a la pareja que han conformado durante los últimos años Viran Morros y Gedeón Guardiola en el eje de la zaga.
Es imposible olvidar la sensacional labor realizada por Peciña y Sánchez-Migallón en la semifinal disputada ante Dinamarca, como tampoco se debe dejar de destacar su trabajo en los últimos minutos de la final ante Suecia en la que con su trabajo permitieron a España disponer de un último balón para ganar.
Como tampoco se puede dejar de reseñar la continua evolución de Aleix Gómez, elegido mejor extremo derecho del torneo y que a sus 24 años no deja de crecer campeonato a campeonato.
Jóvenes sobre los que se asienta el futuro de una selección española que se ha ganado el derecho a seguir evolucionado tras asegurarse su presencia tanto en el Mundial de Suecia y Polonia 2023 como en el próximo Campeonato de Europa que se disputará en el año 2024 en Alemania.
Tiempo que sin duda aprovechará el técnico Jordi Ribera, otro de los grandes triunfadores de este Europeo, en el que ha vuelto a demostrar su valía para confeccionar un competitivo equipo que no sólo gana, sino que ilusiona con su forma de jugar, para seguir añadiendo nuevos matices al equipo español.
Por eso, a nadie le deberá extrañar que apenas aterrizado ayer en Madrid el seleccionador vuelva a hacer las maletas para incorporarse en unos pocos días a la concentración que se realizará en Sierra Nevada para buscar a los Hispanos del futuro. La labor de Ribera en la base, en general, el trabajo que se viene realizando en las categorías inferiores, está ofreciendo unos frutos evidentes.
Trabajo que con casi toda seguridad nos permitirá volver a ver alguna nueva cara nueva en el próximo Mundial, donde España volverá a contar con los hermanos Alex y Dani Dujshebaev, que no han podido disputar este Europeo por lesión, y que son dos de los pilares sobre los que se cimentará el futuro de la selección.
Un equipo que, como dejó claro Ángel Fernández tras la final ante Suecia, ya está pensado en tomarse la “revancha” en el Campeonato del Mundo de Polonia y Suecia.
“Toca aprender de los errores cometidos, pero también guardarnos las cosas buenas que hemos hecho, que son muchas. Ya estamos deseando que llegue el Mundial de Polonia y Suecia y ojalá que allí nos podamos tomar la revancha”, señaló el extremo español.
Y es que la medalla de plata lograda este domingo en Budapest nos permite a todos soñar con que el ciclo de estos nuevos Hispanos no ha hecho nada más que comenzar.
Los centrales. Casado y Terrafeta han sido capaces de hacer olvidar a un histórico como Raúl Entrerríos. Además, con 25 y 23 años respectivamente, hay jugadores para mucho tiempo en una demarcación vital.
Los pivotes. Iñaki Peciña y Miguel Sánchez-Migallón son el relevo perfecto a la pareja que han conformado durante los últimos años Viran Morros y Gedeón Guardiola en el eje de la zaga.
Aleix Gómez espectacular. Elegido mejor extremo derecho del torneo, el jugador del Barcelona -24 años también tan solo- se ha mostrado a un nivel excepcional, imparable en el ataque y hábil en defensa.
Veteranos que saben. Además de la savia nueva de un nutrido grupo de jugadores, la experiencia de otros hombres como Gurbindo, Cañellas o Maqueda también ha quedado patente a lo largo del torneo.