Hector Vilellas, atleta de 27 años y que sufrió una parada cardíaca durante el transcurso de la pasada edición de la Behobia-San Sebastián, ha sido desconectado este viernes de la ventilación mecánica que le mantenía con vida desde el pasado domingo. El paciente sufría daños cerebrales irreversibles como consecuencia del tiempo que el cerebro estuvo sin oxígeno y se encontraba en muerte encefálica. Así, su familia, que se despidió este jueves de su hijo, optó por la desconexión, un hecho que ha tenido lugar esta tarde en el Hospital Donostia, que era donde se encontraba desde el domingo.
Las asistencias sanitarias, en un principio, consiguieron reanimar a este joven deportista aragonés, pero había que esperar a su evolución. Reaccionó bien a la reanimación, de primeras, pero el cerebro, al ser el órgano del cuerpo más afectado por la falta de oxígeno, sufrió una serie de daños cerebrales irreversibles. En esta situación, ante la gravedad de los daños cerebrales, la irreversibilidad del cuadro y su situación de muerte encefálica, se decidió la desconexión. Vilellas se desvaneció a la altura de Ategorrieta, en la parte final de la prueba, donde fue atendido por la Cruz Roja, antes de ser trasladado al centro hospitalario.
El joven deportista aragonés, maestro de Educación Primaria de Inglés y Educación Física, era profesor interino y tutor de 5ºA en el CP Monte San Julián de Tudela, donde había iniciado la docencia este año. También trabajó en el colegio concertado La Anunciata de la capital ribera y ejerció en Pamplona, impartiendo clases en la cárcel a los presos, y clases particulares en su domicilio.
Héctor, un joven alegre, extrovertido y apasionado por el atletismo, muy querido entre sus alumnos y allegados, participaba por segunda vez en la carrera, y apenas le quedaban 6 kilómetros para terminar. Había acudido junto a un amigo en un autobús que había salido aquel mismo domingo desde Tauste, en compañía de otros corredores, amigos y familiares.
El colegio Monte San Julián ha rendido un sentido homenaje a su profesor, con presencia de alumnado y trabajadores. Se interpretó en el patio el Himno a la Alegría y Carolina Milagro interpretó una jota.
Evolución favorable para el otro corredor trasladado
Durante la carrera también hubo otra atención similar a un corredor de 34 años que, en la zona de Capuchinos, también sufrió una parada y, tras ser atendido en este caso por la DYA, fue trasladado a la UCI donostiarra, donde permanece ingresado con una evolución favorable.
Los dos últimas personas que han perdido la vida en esta carrera fueron atletas navarros. En 2015 José Javier Suescun, un corredor de 31 años de Berbinzana, murió tras cruzar la meta. Unos años antes, fue la atleta navarra de Zizur Mayor de 30 años, Arantza Ezquerro Lecumberri, quien se desvaneció cuando recorría el último kilómetro en la edición de 2013.